PRESENTE PERPETUO
Como llama viva arde tu
ausencia en mi costado,
dolor sordo,
entuerto que rasga del
pecho a las entrañas.
Extrañar reincidente,
recayente,
recalcitrante.
Nostalgia que quema,
revolotea,
hace nido,
un puñado de sal en la
garganta.
Andar sin nadie que te
busca en todos los nombres,
llegas como aparición en
las palabras,
en los labios que
dejaste,
en el calor de mis
muslos entre los mares de las sabanas,
en las huellas
dactilares que anduvieron tus caminos,
en la espesura del
sueño,
en las sinrazones de
cada madrugada.
La luz penetra,
lastima,
incendia cuando amanece,
delirio que habita,
me desposa
e inspira a bocanadas la
lumbre que de mi vientre escapa.
Eres el pan de cada día,
eres el fuego de mi
padre y mi madre al mismo tiempo,
la mirada que me oculta
de ninguno,
eres aquello que prende,
tintinea, después se esparce y
desaparece.
Cuando te vuelvo
presente perpetuo
y una mano vacía me
sostiene,
inundada,
anegada,
busco apagarme de ti.
Ya hecha oscuridad,
sombra entre las
sombras,
pongo a secar la humedad
de tu recuerdo
para dejarte diluir en
esas aguas
que no conocen cauce
ni memoria. GSL
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