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La buena poesía se mantiene en el tiempo a pesar de los años. Habrá siempre alguien que rescate la poética. Siempre y a pesar de todo. La llamada “Generación del sesenta” estará presente en la historia literaria argentina, llámense: Pizarnik, Gelman, Giannuzzi, Huasi, Lamborghini, Luchi, Urondo, Bustos, entre tantos y tantos otros. No sólo por su significado generacional que marcó época -sino por ese logro-, cambio sustancial al que llegaron y de que fueron capaces nuestros poetas, marcando desde entonces, un antes y un después. Mi primer contacto con María del Carmen Suárez fue a partir del trabajo antologado por Rubén Chihade, “Poesía blindada”, con prólogo de Rubén Plaza. Luego, conocí los cuadernillos colectivos en el que participaba junto a Rafael Vásquez, entre otros. Cuadernos que se asemejaban a los que editaba Roberto Santoro en los años ´60. Por eso no es de sorprender las opiniones vertidas entonces por: Luisa Futoransky, Edgar Bayley, Enrique Estrázulas, Francisco Madariaga, Vicente Aleixandre. Todos ellos, como otros, han escrito sobre su obra. María del Carmen Suárez nació en Buenos Aires en el año 1943. Sus poemas forman parte de cuarenta antologías argentinas y del exterior. Varios libros de poesía, dos novelas y un ensayo sobre la obra de Luisa Mercedes Levinson conforman su trayectoria. Recibió premios y participó en numerosas actividades y congresos nacionales y extranjeros. Roberto Goijman
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7 de enero de 2013
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