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Mauricio
Amado Barba
habla sobre la obra de Agustín Ramos
(Html completo): "... siempre será una experiencia muy enriquecedora porque
se trata de uno de los escritores hidalguenses que, en la corriente de
la literatura contemporánea mexicana, ha sentado un precedente de
profundidad de contenido, y cuya visión crítica de la realidad
caracteriza invariablemente la pureza de su estilo.
'El
escritor, es el que juega a ser otros; es el que pone en los otros sus
verdaderos miedos, sus anhelos. Es quien revelando significados se
transforma en vehículo que nos ayuda a transitar por otros mundos, vivir
a través de otros, deseando, y al mismo tiempo temiendo ser esos otros.
'Es quien nos abre la posibilidad de dar
forma a un mito personal, a partir del alumbramiento de ese momento
mágico en que la palabra es un talismán y el mundo un recipiente donde
caben todas nuestras fantasías… y también, todas nuestras realidades.
'... Prolijo en su creación literaria, tiene en su haber diversos
títulos cuya aproximación a su lectura es y será sin duda un agasajo
para quienes tenemos el gusto por las letras, la pasión por la novela, y
la búsqueda de conceptos que describan la realidad sin cortapisas.
'Y es que la obra de Agustín Ramos es fecunda, rica, (...) a
través de una narrativa corrosiva donde historia, presente, realidad y
ficción literaria, se conjugan con maestría, para generar
invariablemente un efecto contundente propicio a la reflexión.
'Llana y crudamente Agustín Ramos refleja en sus obras las
paradojas de la vida, retrata realidades internas y manifestaciones de
la condición del ser humano. Son sus personajes seres de carne y sangre
que se consumen en el tiempo, que viven para dejarnos enseñanzas, y que
se instalan en la recreación de nuestra imaginación con tal fuerza que
pareciera pudiéramos tocarles, respirarlos, sentirlos tan inmediatos y
tangibles como nuestra propia vivencia cotidiana.
Mauricio
Amado Barba
'He ahí el genio de Agustín Ramos, hombre de letras, hombre
de cultura y saberes vastos. Comprometido con el oficio de escribir,
siempre nos entrega resultados de su creación que mueven emociones
diversas, frase por frase, pasaje por pasaje, hoja por hoja.
'De resultados explosivos, su trabajo de escritor bien nos
puede llevar al pasmo y dejar atónitos por un momento, en tanto nos
recuperamos de la impresión que nos causa el ejercicio de su discurso y
la construcción de su ingenio.
'Indignarnos, conmovernos, regocijarnos ante sus ocurrencias
y quedar sorprendidos de la psicología que reflejan sus protagonistas y
la forma prosística en que los representa, es lo provocativo de su
literatura.
'Y es que es así. Como la vida misma, que los
contrastes son una constante, los claroscuros se presentan
ininterrumpidamente, y la dialéctica de la existencia adquiere un
sentido de totalidad, en esta nueva novela que toca un tema espinoso
para la moral pública, pero contundentemente vigente desde siempre.
'Como la vida
misma tiene como marco de referencia la ciudad capital del estado.
Las calles de Pachuca adquieren personalidad propia; lo que alguna vez
fue la zona de tolerancia con su centro ceremonial, “el abanico”, y
otros tantos lugares propicios para el ejercicio del “oficio más
antiguo”, se configuran en escenarios donde la vida emotiva y sexual de
quienes hacen la materia de esta novela, transcurre en ciclos de
plenitud hasta el ocaso.
'Y es que es así,
Como la vida
misma que del dolor viene la fuerza, de la belleza, provecho, y de
la ruina, abandono y muerte. Vidas paralelas, amores atormentados,
delirio, vicio, corrupción, locura, ingratitud, destinos cruzados,
encuentros, desencuentros, cúspide y abismos personales, glorias y
decadencia, son la materia prima que conforman una trama en la que se
describe sin tapujos el devenir de una existencia que es metafóricamente
equivalente a la vida de muchas mujeres que han encontrado en la
prostitución una manera de vivir, y que revela descarnadamente muchos
aspectos miserables de nuestra condición humana.
'Al propósito de esta presentación, comentaba hace poco con
algún amigo, si conocía la obra de Agustín Ramos.
'(...) Como la vida misma que se transforma en muchas
voces, momentos y palabras que a través de una mirada callejera nos
devela ese transitar común por los terrenos de la paradoja, y nos revela
con detalle narrativo el suelo y el cielo de nuestra ambivalencia en el
ser.
'
Ese aspecto inherente a nuestra
circunstancia personal y que constituye una constante de tratamiento en
su obra, desde el inicio de su carrera como literato. Al efecto, apunto…
Tomar el cielo por asalto no es metáfora, nos dice Agustín
Ramos. Y cito:
'“Nacer, morir, son despertares ascendentes”…
'“La humanidad es un vasto mar superpuesto, pero al dormir
entremira cómo y qué y cuántas dimensiones se ordenan en este amplio y
diversos material de sueños que es la vida”.
'“Y esa vida se supo sola, diferente, convencida de que
también se puede transformar el mundo desde la muerte”… fin de la cita.
'Y pienso… Tal como en la vida misma le sucede a Caramelo, la
bella meretriz que paulatinamente se va convirtiendo en despojo, y que
en el acto de morir legitima su razón existencial… “ese mirar y ese no
fijarse más de lo preciso en nada”, porque el tiempo transcurre
consumiéndolo todo, transformándolo todo, entre pedacitos de sueños y
realidades de pesadilla, como para no querer dejar ni quedarse con la
brizna de un recuerdo.
'Entonces, el devenir, como categoría de reflexión
filosófica, se aparece como transfondo de esencialidad en esta reciente
obra del maestro Ramos, que nos propone posibilidades de recreación,
cuestionamiento y sublimación, ante el drama del desastre humano,
retratado en la vida de una prostituta. Caramelo, y aquellos
protagonistas que forman parte de su circunstancia inmediata.
'Su contexto, su caso, su historia, la historia de los que le
hacen ser Caramelo, está expuesta en Como la vida misma, en
letras plasmadas con entraña y razón, con el corazón hecho palabra.
'Contundente. Ácido. Agustín Ramos nos presenta hoy una
novela de intención antropológica, pero también de tinte político en la
denuncia, de perfil social, de carácter urbano. Una obra madura, de
temática fuerte, cargada, de ritmo ágil, que nos revela un sentido
trágico de la vida y el escenario de esa parte de realidad que está ahí
presente todo el tiempo y que tanto desconocemos.
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Sobre Como la vida misma,
por Erika Rodríguez
Agradezco al Maestro Agustín Ramos, que
permita que los que integramos la asociación civil fuerza y corazón de
la mujer hidalguense participemos en este evento literario como es la
presentación del su libro, “Como la vida misma”.
Reconociendo que nuestra participación
no contiene una gran experiencia en el ámbito de la literatura. No
limito la expresión de mi opinión como miembro activo de la sociedad
civil organizada.
Erika Rodríguez
Hoy por hoy, el Maestro Agustín Ramos,
es un hidalguense reconocido y respetado, ha conjugado su actividad
intelectual y literaria con cargos dentro de la administración pública;
como la de ser director general del Consejo Estatal para la Cultura y
las Artes de Hidalgo.
En la lectura del libro “Como la vida
misma”, se proyecta la condición humana resaltando al personaje central
Caramelo, mujer de la vida galante, mezcla sus vivencias y recuerdos
con personajes que determinan el destino de una sociedad de ayer y de
hoy, de la cual hace el recuento de vidas paralelas entre los mismos.
Donde la integridad del ser humano y
la corrupción de importantes políticos definen el desasosiego de una
sociedad que la conforma y la deforma. Donde la crítica de ella y sus
circunstancias, confunden el rol del individuo. Dejando en entredicho el
verdadero motivo de la perversión social.
Una peculiaridad del maestro Agustín
Ramos, es la de introducir al lector en la vida de los personajes, hasta
seducirlo y atraparlo como la vida misma.
Personalmente, me gusta la naturalidad
con la que escribe el maestro Ramos, tal como le apetece en cada
momento, por eso sus personajes algunas veces son alegres, otras
analíticos, también patéticos o sencillamente perversos, todo a
voluntad propia; sin el afán de seguir un estilo. Dice Savater, que
quienes se esfuerzan por tener un estilo, quienes padecen esa “voluntad
de estilo”, escriben pendientes no de lo que quieren decir, sino sólo de
los efectos idiosincrásicos que producirá en el lector su forma de
decirlo.
Agustín Ramos, conquista y seduce al
lector no por el estilo, sino por su naturalidad y realismo, porque sus
personajes son como sacados de la vida misma. Sólo así entendemos la
variedad de su obra.
En el presente libro, el lector no se
reconoce con el personaje central; Caramelo, sino con sus condiciones
deplorables de vida, llena de soledad y pobreza.
Porque al fin de cuentas, Caramelo es
sólo un seudónimo, como las muchas máscaras que usamos en la vida misma,
a las cuales nos aferramos para alejarnos de nosotros mismos. Caramelo
recapacita sólo cuando presiente su final, y reconoce en la familia la
fuerza de gravedad que la mantiene unida a sus raíces; su pueblo
veracruzano le permite añorar y a Martín su hermano soñar; quien será la
persona más importante de su vida.
La ausencia de su madre desde su
inicio y la de su hermano después, sin duda la marcó para siempre.
Vacíos que nunca pudo llenar. Ni el recurso del recuerdo pudo exorcizar
a sus fantasmas; ni mucho menos reconciliar su pasado con su presente.
Caramelo sólo quería estar con su
hermano, y en esa búsqueda también se perdió ella: No sabía que el dolor
que le causaba la ausencia de su hermano, la precipitaría a otros
dolores y a otras ausencias.
Dice Ortega y Gasset que somos el
producto de nuestras circunstancias, Caramelo lo justifica; si
justificación merece. Era mesera de una fonda que de noche se
trasformaba en prostíbulo: de cualquier forma, alimento para el cuerpo.
En adelante, ya no era solamente el
recuerdo de su pueblo veracruzano y su fraccionada familia, sino venía
la colección de recuerdos, que más allá de llenar el vacío de infancia y
adolescencia, sólo lo hacía más grande y más cruel.
Cuando no se sabe donde se va,
cualquier camino nos lleva, y así Caramelo llegó a la ciudad de Pachuca.
Por el azar, por los vientos de la “bella airosa”, o por que en esa
época tenía el prostíbulo de mayor reconocimiento nacional: El Abanico.
Aquí, su vida se entremezcla con otros personajes, donde el autor nos
describe la forma de vida de los Pachuqueños, y nos invita a recorrer
sus calles, sus espacios, y nos convida a reconocer o recordar sus
colores y sus olores. Recordamos la ciudad de ayer para identificarla
con la de hoy. Y reconocemos algunos personajes con otros de la vida
misma.
En la obra se cita que en una ocasión
acudieron al Abanico, un grupo de jóvenes quienes pretendían que su
amigo mantuviera su primera relación sexual, se presentó Caramelo e
inició a un joven que le prometió recordarla siempre por su belleza,
este joven inquieto era Francisco, quien recordaría esta relación como
la mejor de su vida.
Tal vez, sólo tal vez, conocemos o nos
han platicado de alguna relación como la de Francisco y Laura, la de
Lupita y el Galán, o la del Huele e Idalia. Con quienes Caramelo tiene
encuentros y desencuentros, amores y desamores, y son el pretexto
perfecto para que el maestro Ramos nos describa diversas formas de vida
de esa sociedad pachuqueña.
Donde se involucran políticos,
gobernantes, narcotraficantes, comerciantes, y todos aquellos actores
que le dan forma a una sociedad eminentemente mexicana.
Sin embargo, la juventud y la belleza
no son eternas. Y para Caramelo eran el pasaporte hacia la felicidad y
los años de gloria, que le permitían el libre acceso a cualquier estrato
social. En este caso, como en muchos otros, se cumplió la advertencia
oracular de Rosa Montero: la mujer se vuelve invisible nada más pasando
los cuarenta.
Pero
como vivía al día y siempre fue fiel al recuerdo amoroso de su hermano
Martín, nunca pidió nada; nunca exigió nada; su cuerpo sólo era el
vehículo de placeres propios y ajenos; por eso contaba con más
agradecimientos que reproches.
Con la edad y sin El Abanico, Caramelo
siguió su peregrinar de vida en una ciudad ajena que había hecho propia;
que la había conquistado a base de caricias confundidas. Caramelo dejó
de ser la más deseada para convertirse sólo en una más. Decadente
física, moral y emocionalmente. Donde hasta los recuerdos duelen. Siguió
dando el amor a los demás, aquel amor que la vida le negó dar a Martín;
su hermano del alma.
Yo no sé cuantas escenas
de esta novela se asemejan a la realidad, y si el Maestro Ramos nos
confunde premeditadamente. Sólo reconozco que muchas circunstancias que
enfrenta Caramelo y los demás personajes de la novela son como la vida
misma.
En mi carácter de mujer, participando
activamente en una Asociación que promueve y defiende los derechos
humanos de las mujeres, concluyo que todos los seres humanos y
particularmente nosotras, vivimos circunstancias adversas, de
sufrimiento y fracasos, y otras de éxitos y triunfos. Pero estoy
convencida que todas contamos con una gran calidad humana como la de
Caramelo, que se dedica al oficio más antiguo del mundo: la
prostitución, sin embargo, llena de emociones, sueños y afectos;
siempre en la búsqueda permanente. Como lección nos deja claro que los
excesos la vida se los cobra tarde que temprano y que la apariencia
física no lo es todo en la mujer, hay que tener ideales, sueños y
proyectos que trasciendan nuestra vida misma.
Gracias por su
atención. |
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