René Avilés Fabila
Humboldt, en efecto, miró con inteligente aprecio a países como México. Refiriéndose al Ensayo Político sobre el reino de la Nueva España, precisó ya en sus últimos años: “¡Ojalá que mi trabajo, que empecé en la capital de la Nueva España, pueda ser de alguna utilidad a los que la suerte destina a velar por la prosperidad pública! ¡Ojalá, sobre todo, que llegase a persuadirles de una verdad importante, a saber: que el bienestar de los blancos está íntimamente enlazado con el de la raza bronceada y que no puede existir felicidad duradera en ambas Américas, sino en cuanto esta raza humillada pero no envilecida en medio de su larga opresión, llegue a participar de todos los beneficios que son consiguientes a los progresos de la civilización y de las mejoras del orden social!”.
Pero las palabras del científico y humanista alemán nunca fueron escuchadas. Los portentosos trabajos de Humboldt fueron recogidos por los eruditos y todos pusieron la atención en sus detenidas investigaciones suprimiendo la parte social. La importancia de su obra nunca ha sido puesta en duda, cientos, quizá miles de científicos, filósofos y literatos e investigadores han señalado el peso de su trabajo. Está de más volver a este punto. No obstante, y pese al gran número de datos y observaciones útiles para el diseño de un modelo de país independiente y de adecuado desarrollo económico, cultural y social, sus mejores propuestas, como la antes citada, quedaron en el olvido. México surgió a la independencia y por su historia pasaron grandes momentos, la reforma y la Revolución y entre estos dos, una multitud de luchas que permitieron el crecimiento de México. Pese a todo, el país se hizo sobre desigualdades e injusticias, entre una brutal concentración de la riqueza y en la explotación de los desposeídos, principalmente los indígenas.
¿Me gustaría saber qué conmemoran las autoridades en el Día Internacional de los Pueblos Indígenas? Esperemos que sea por fin el verdadero inicio del cese a la explotación y la miseria de los habitantes originarios no de México, sino del continente completo.