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18.Ago.14 

 
 
Los indígenas en México, por René Avilés Fabila

 

 
Los indígenas en México
 

René Avilés Fabila

 

 

No son pocos los grandes mexicanos que se han preocupado por la salvaje explotación de los pueblos originarios, especialmente luego de la Revolución Mexicana. Mucho antes, atrás del conquistador, llegan varios misioneros no sólo a evangelizar, sino también a mitigar las penas de los “indios”. Cabe señalar a Fray Bartolomé de las Casas, quien fue un fogoso defensor de los nativos americanos. Cuando Humboldt llega a México, éste aún vive la relativa placidez de la colonia. Su Ensayo político sobre el reino de la Nueva España es el trabajo de un hombre de gran capacidad no sólo científica, sino también política. Sus observaciones siguen siendo comentadas y permiten el estudio de esa época americana. Naciones y núcleos indígenas eran brutalmente explotados y el mestizaje se hacía en términos de grandes diferencias raciales y en consecuencia fuera de todo orden. Vista con ojos europeos, por más comprensivos que hayan sido en aquella época, la Nueva España mostraba desigualdades y atrasos tremendos. Luego de la Independencia, obtenida alrededor de 1821, los países que abandonó España se enzarzaron en luchas internas y guerras civiles, su desarrollo fue lento, desesperante y únicamente Estados Unidos crecía y avanzaban no sin agitaciones del calibre de la Guerra Civil. Pero Europa no estaba mejor. La lucha por el dominio mundial requería de la explotación de otros continentes, de otros seres. Sin embargo, Humboldt era un hombre de ideas avanzadas que no le permitían mirar con desdén los países que exhaustivamente estudiaba. Lo que el sabio alemán encontró en tierras americanas fue, con todo rigor, la visión de un imperio que se desmoronaba para dar paso a un conjunto de naciones que aún ahora buscan su propia ruta.

Humboldt, en efecto, miró con inteligente aprecio a países como México. Refiriéndose al Ensayo Político sobre el reino de  la Nueva España, precisó ya en sus últimos años: “¡Ojalá que mi trabajo, que empecé en la capital de la Nueva España, pueda ser de alguna utilidad a los que la suerte destina a velar por la prosperidad pública! ¡Ojalá, sobre todo, que llegase a persuadirles de una verdad importante, a saber: que el bienestar de los blancos está íntimamente enlazado con el de la raza bronceada y que no puede existir felicidad duradera en ambas Américas, sino en cuanto esta raza humillada pero no envilecida en medio de su larga opresión, llegue a participar de todos los beneficios que son consiguientes a los progresos de la civilización y de las mejoras del orden social!”.

Pero las palabras del científico y humanista alemán nunca fueron escuchadas. Los portentosos trabajos de Humboldt fueron recogidos por los eruditos y todos pusieron la atención en sus detenidas investigaciones suprimiendo la parte social. La importancia de su obra nunca ha sido puesta en duda, cientos, quizá miles de científicos, filósofos y literatos e investigadores han señalado el peso de su trabajo. Está de más volver a este punto. No obstante, y pese al gran número de datos y observaciones útiles para el diseño de un modelo de país independiente y de adecuado desarrollo económico, cultural y social, sus mejores propuestas, como la antes citada, quedaron en el olvido. México surgió a la independencia y por su historia pasaron grandes momentos, la reforma y la Revolución y entre estos dos, una multitud de luchas que permitieron el crecimiento de México. Pese a todo, el país se hizo sobre desigualdades e injusticias, entre una brutal concentración de la riqueza y en la explotación de los desposeídos, principalmente los indígenas.

¿Me gustaría saber qué conmemoran las autoridades en el Día Internacional de los Pueblos Indígenas? Esperemos que sea por fin el verdadero inicio del cese a la explotación y la miseria de los habitantes originarios no de México, sino del continente completo.

www.reneavilesfabila.com.mx

www.recordanzas.blogspot.com

 

 

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