Poesía del maestro Ricardo Yáñez
¿Cómo se pasa
de lo que se es a lo que se es?
¿Alguien podría decirme?
¿Cómo he pasado
sin casi darme cuenta...
a ser quien soy,
a abrirme en un abismo
esperanzado?
¿Qué pasa cuando pasa que uno es lo que es
y no lo que venían diciéndole que era,
que, por favor, lo fuera?
¿Qué pasa cuando pasa
que uno se ausenta lejos de sí mismo
y allá lejos se encuentra?
¿Cómo fue que pasó que algo ha pasado
y que lo que ha pasado es una flecha
de amor hacia uno mismo?
¿Alguien podría decirme qué me digo
ahora que me digo
sin nadita decirme, sino –tan solamente– siendo,
Ya casi muero, y no me atoro en eso.
Morir es regresar, pero sin peso,
a ser todo el amor, ya no sufrido,
digno sí, en su lugar, a tiempo todo,
morir es ver lo real, y olvida el modo.
Ya casi muero. ¿Crees que me preocupa?
Desde luego que no. Velo con lupa
si quieres, Y si no, nada más créelo.
A punto de morir estoy, y un pelo
lo impide, por fortuna. A toda madre.
Por un pelito sálvome. Qué padre,
aunque la rima rime facilito.
Yo nunca fácil fui, pero es bonito
de fácil forma darse, como flor,
de ser, más que uno mismo, sólo amor.
Ya casi muero… Vaya, cómo insistes,
se me dirá, en tus vocablos tristes.
No, vocablos no son, son realidades.
Un día me moriré. Existe el Hades.
Pero antes de morirme les diré
que yo los quiero mucho. ¿Para qué?
¿Para qué? Para hacerlo. ¿Quieren más?
Se ama sin para qué, nada hay detrás.
Ya casi, amigos, muero, novias, Lilia.
Morir conmigo mismo me concilia.