Pero,
asimismo, está puesta la mirada en aquellos que, más
humildemente y con los recursos que cuentan, ayudan a
promover acciones tendientes a lograr un equilibrio
entre las fuerzas de la naturaleza y el ser humano.
En el caso
puntual nuestro entendemos que ameritamos el
reconocimiento con base en la difusión que hacemos entre
los alumnos de las escuelas que visitamos de las
bondades de la lecto-escritura, y la difusión a nivel
encuentros internacionales (verbigracia: los encuentros
de la ULatE).
Tal es así
que, además de ser reconocidos ambos como Embajadores,
se le hizo al Plan de Incentivación a la Lecto-ecritura
(tal la designación elegida) la designación de Embajada.
Digámoslo
así: en cada oportunidad en que estemos actuando,
invocando el Plan, lo haremos como representantes de una
Embajada de Paz.
Esta
organización pacifista, basada en las enseñanzas de todo
cuanto promotor de la Paz nos podamos imaginar (las
referencias van desde Mahatma Ghandi a Luther King, John
Lennon al Papa), busca promover y resaltar acciones que
se desarrollen en la sociedad tendientes a rescatar los
valores humanísticos.
Al recibir
la bandera, los Embajadores se comprometen públicamente
a realizar acciones en pro del objetivo fijado.
El acto se
realizó en el Salón Manuel Belgrano del Senado de la
Nación, en fecha 2 de octubre, (conmemoración del
nacimiento de Mahatma Ghandi), con asistencia, entre
otros, de representantes de las cuatro religiones con
mayor presencia en Argentina:
Católicos,
Protestantes (Evangelistas), Judíos y Musulmanes.
Fue
emocionante verlos abrazados con la misma bandera,
haciendo una invocación al espíritu que nos moviliza
positivamente, independientemente del nombre que se le
otorgue.
Olvidaba un
detalle que dio la pauta de cómo sería el desarrollo del
evento:
Comenzamos
con unos ejercicios de respiración, concentración e
instalación de pensamientos positivos, generando una
corriente altamente grata.
Luego
debimos comunicarnos con quien teníamos al lado,
comentando por qué estábamos allí, qué cosas pensábamos
hacer de ahí en más.
Fue muy
lindo, y me recordó los tiempos en que con la muchachada
del Movimiento Humanista (medio filosofal, medio hippie,
medio de todo un poco) hacíamos estos ejercicios de
reconocernos como humanos, nada más.
Desde ya que
en el próximo encuentro que se dé en México estaremos
llevando la Bandera a todo cuanto lugar nos destinen,
haciendo referencia a la importancia no solamente de
referirnos a la mundial, sino a la particular, a la que
cada uno de nosotros puede encarar en lo cotidiano:
negándose a participar de acciones tendientes a la
violencia, estableciendo el diálogo e intercambio de
opiniones como el canal más democrático y civilizado
para la resolución de conflictos, negándonos a aceptar
la violencia de género, en fin, tratando de humanizar un
poco más la Tierra.
La ceremonia
contó con el aval del Senado de la Nación (lugar donde
se llevó a cabo) y la UNESCO.
(...)
Anteriormente había recibido esta distinción Ernesto
Kahan, oportunidad en que supimos acompañarlo.
En la
ceremonia de entrega de estandartes se reconocen, cada
vez, a varias organizaciones o emprendimientos que desde
lo cotidiano van marcando la impronta de buenas
acciones.
Cuando nos
convocaron, fuimos unas diez organizaciones los
destinatarios de otras tantas banderas, provenientes de
todos los rincones de Argentina.
La
organización lleva más de diez años de actividad y es
reconocida oficialmente por varios países del mundo.
La Bandera,
con sus tres círculos ubicados en forma de triángulo
(dos en la base, uno superior) con otro que los
contiene, posee su significado:
El círculo
superior indica el espíritu, los inferiores: el
conocimiento y el arte, respectivamente.
Y el
contenedor de los tres es el mundo.
Su autor
es el artista plástico ruso Nicolai Roerich.
(...)
Franco y Maruca