Calavera Tulancingo cultural
por Ignacio César Cruz Islas
Entró la flaca muy cauta
a Tulancingo cultural,
fingiendo ser cibernauta
pa’ echárselos al morral.
Y aunque pleonasmo resulte,
dio mastuerzo al mastuerzo”:
exprimióle todo el neutle
en la hora del almuerzo.
Era pulque para dos
fue de Pedro la tocada
y al hacerla éste de tos
lo segó de una tajada.
Se metió hasta la cocina.
Preparóse lo que quiso.
Le tocó a María Cristina
ser los huesos para el guiso.
La Catrina, vanidosa,
a Gilo pidió un retrato.
En el fondo de una fosa
instaló su oscuro cuarto.
Luis Felipe, encandilado,
por la grilla como estaba,
ni sintió soplido helado
que la flaca le mandaba.
Ya abogaba José Eugenio,
trepado en un torreón.
Logró sólo hacer convenio
pa'' su lote en el panteón.
A Gerardo sepultura
le cavó en bonita huerta.
Lo delató su gran figura
escondido tras la puerta.
Y los tres que me faltaron
Guillermo, Omar y Elena
de tal suerte se salvaron
al morirsele el sistema...