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En 1998, Sergio Arau, cofundador
de la banda de rock,
Botellita de Jerez (con el
tulancinguense
Francisco Barrios, el Mastuerzo),
realizó, al lado de su esposa Yareli Arizmendi, un documental
titulado Un Día Sin Mexicanos, planteando lo que sucedería si un
día, en Estados Unidos, se esfumaran sus mexicanos, ¿podría
subsistir la sociedad estadounidense sin los empleados que lavan sus
automóviles, que levantan la cosecha, que atienden comensales y
familias en restaurantes y residencias? |
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¿Su rutina funcionaría sin
percance?, o ¿podrían percatarse de la enorme necesidad que tienen
de esa gente a la que discriminan y maltratan, de menos, ignoran, y
que forma parte del conglomerado que hace posible su American
dream? |
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En 2004, el documental pasa a
la película.
Un día aparentemente como cualquier otro,
California despierta con la noticia de que una tercera parte de su
población ha desaparecido
y una densa cortina de niebla la incomunica.
Conforme el día
avanza, se descubre que la característica que une a los 14 millones
de desaparecidos, es de origen hispano. |
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No Dunkin
Donuts, Mc Donalds, Burguer King, Starbucks, Sears, Crispy cream,
Walmart,... el 1 de mayo. |
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Y, en 2006, a la realidad: el 1
de mayo, despertaremos con un día soleado, lejano de neblinas y
briznas, y, sin desaparecer, seremos invisibles a la sociedad
estadounidense. |
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¡Hagámoslo!, demostrémosles
cuánto nos necesitan para mantener su economía, para mantenerse
realizando su sueño estadounidense.
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No Coca-Cola, no
telefonemas a E.U., ni viajes ni ropa ni comida rápida. |
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Si
bien las vejaciones que reciben o recibimos (porque yo también, con todo
y mi "güerez", he vivido esa discriminación) los mexicanos por parte de
los estadounidenses son grandes, muchos mexicanos siguen yéndose al país
vecino, |
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Cero consumo en
franquicias estadounidenses. |
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un
porcentaje elevado de mexicanos continuamos consumiendo artículos
estadounidenses al grado de que la fisonomía de nuestras ciudades ha
adquirido matices de un suburbio "gringo", o del patio trasero,
del que se ha hablado por décadas, de ese país. Nos usan para producir y
para consumir, somos sus burros de carga y, por si fuera poco, también
los consumidores de los productos terminados de lo que cargan esos
burros, sus consumidores generándoles importantes divisas, no sólo
nosotros lo somos sino toda Latinoamérica. Y la globalización nace para
beneficio de ellos, sus artículos entran en nuestros países con mayor
libertad, y, aquí yo me pregunto ¿no se habrán equivocado en su delirio
de expansión?, ¿no será la globalización la que terminará
beneficiándonos a nosotros por encima de ellos? Ojalá así fuera, pero
esperemos a verlo o, por lo menos, hagamos algo para que así sea.
cco |
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