Toda
figura tiene un conjunto de líneas, superficies, ángulos o aristas que
determinan su contorno y volumen. Este conjunto es comúnmente conocido
como forma. Ingenieros, arquitectos, diseñadores y artistas se
encuentran con ellas en la cotidianidad de sus labores. A diferencia de
ellos, los psicólogos clínicos trabajamos con lo intangible, lo
subjetivo, lo que quizá no se ve, pero se sabe que existe. Las formas
con las que usualmente lidiamos en nuestro quehacer tienen un vínculo
con los actos, los pensamientos, las relaciones, los recuerdos, etc. ¿En
qué punto lo concreto toca lo subjetivo?
La psicología de la Gestalt surgió a principios del siglo XX como una
reacción al elementarismo de W. Wundt, y refutó las concepciones
estructuralistas sobre la percepción. Wundt sostenía que la percepción
era una experiencia inmediata en la que los datos sensoriales recibidos
se agrupaban en totalidades. Wertheimer, Koffka y Kohler comprobaron
que, en materia de percepción, “el todo es mas que la suma de sus
partes”, es decir, la percepción no se da como resultado de los
estímulos percibidos. Nuestra mente se impone a lo recibido y lo engloba
como un todo. Como resultado de sus experimentos, los psicólogos de la
Gestalt establecieron las siguientes leyes de percepción:
• Semejanza: los elementos similares se agrupan en una entidad.
• Proximidad: el agrupamiento se basa en la distancia.
• Simetría: las imágenes simétricas se perciben como iguales.
• Continuidad: aquello que mantiene un patron suele agruparse.
• Simplicidad: organización en función de la regularidad de las formas.
• Figura-fondo: un objeto no puede ser visto como figura y fondo al
mismo tiempo.
En función de estas leyes, se entiende por que los carteles de teatro
parecen tener movimiento: el logo de la NBC es un pavo real y en las
montañas del dibujo de Toblerone hay un oso, entre otros ejemplos
cotidianos.
¿Qué efectos tiene la percepción en nuestro aparato psíquico? En otras
palabras, ¿cómo afecta lo que percibimos a lo que sentimos o a lo que
desconocemos y simplemente actuamos?
En la primera tópica de Freud se describen las características de las
primeras tres instancias que conforman el aparato psíquico: consciente,
preconsciente e inconsciente. En cuanto a la conciencia, Freud argumenta
que se presenta como un sistema al cual denomina percepción-conciencia.
Este sistema cumple dos funciones: operar como la cara subjetiva de los
procesos sensoriales de percepción de nuestro mundo exterior, y percibir
las cualidades psíquicas y revivir recuerdos.
La idea de hacer consciente lo inconsciente implica que, mediante el
análisis de nuestro mundo interior, a partir de reflexiones,
interpretaciones y asociaciones, logremos acceder o percibir aquello
que, a lo largo de nuestro desarrollo, ha quedado desplazado, negado,
reprimido, etc. Por lo tanto, la percepción no solo cumple un papel
importante en nuestras capacidades de aprendizaje al interiorizar lo que
acontece a nuestro alrededor, sino que también nos permite convertirnos
en los arquitectos de nuestra propia subjetividad.
No me parece descabellado pensar que las leyes de la Gestalt aplicadas a
la percepción de los estímulos exteriores sean una buena propuesta para
acceder al vasto mundo de formas inconscientes que nos estructuran.
psic.ferreyra@gmail.com