EL ANTIGUO CALENDARIO MEXICANO
Por Gloria Valencia Vargas
No obstante los prejuicios de los europeos,
quienes afirmaron que los pueblos que habitaban este continente, llamado
América, eran gente salvaje y bárbara, el conocimiento que tuvieron las antiguas
culturas mesoamericanas sobre las matemáticas y la astronomía fue muy amplio. La
ignorancia y superstición de los conquistadores provocó que estos se dedicaran a
saquear, a destruir los códices que contenían el conocimiento de los pueblos
nativos. Hubo, sin embargo, hombres sabios venidos de España, entre ellos el
Padre Sahagún, el Dr. Sgüenza y Góngora, Bouturini, Fray Toribio de Benavente
Motolinia y otros eminentes estudiosos quienes reconocieron y supieron captar el
enorme conocimiento y sabiduría de estos pueblos.
El Calendario o la cuenta del tiempo
maravillaron a los cronistas y frailes europeos.
“Es ciertamente admirable en el Calendario
Mexicano el uso de símbolos y de los periodos de los años, los meses y los días
por lo que respecta a los periodos me parece que el de cinco días podría decirse
su semana civil, y el de trece, su semana religiosa. Igualmente el periodo de
veinte días habrá sido su mes civil; el de veintiséis días, el mes religioso, y
el de treinta, el lunar o astronómico. En el siglo puede creerse que el periodo
de cuatro años fuese el civil y el de trece, el religioso. Con la multiplicación
de estos dos periodos tenían su siglo de 52 años, y con la duplicación del siglo
tenían su edad de 104 años. En estos periodos se descubre un arte no menos
maravilloso que el de nuestros ciclos e indicciones.
El periodo de cuatro semanas se contenía
perfectamente en el mes civil y en el astronómico; éste tenía seis y cuatro, y
el año contenía 73 semanas completas; en lo cual nuestro método no es tan bueno
como el mexicano” (Francisco Javier Clavijero).
Boturini al respecto menciona que:
“Era el Calendario Mexicano de cuatro especies;
esto es, natural para la agricultura, cronológico, para la historia, ritual para
las fiestas y astronómico para el curso de los astros y el año era lunisolar”.
Casi dos siglos antes, el Padre Fray Bernardino
de Sahagún redactó sobre el tema:
“La mayor cuenta de tiempo que contaban era
hasta ciento cuatro años y a esta cuenta llamaban un siglo; y a la mitad de esta
cuenta que son cincuenta y dos años, llamaban una gavillo de años. Este tiempo
de años traíanlo de antiguo contados; no se sabe cuándo comenzó, pero tenían por
muy averiguado y como de fe que el mundo se había de acabar en el fin de una
suma de estas gavillas de años”.
En el siglo XX, el Profesor Krickenberg, uno de
los más profundos conocedores de las antiguas culturas de México señala:
“El antiguo Calendario de los mexicanos se
basaba no sólo en las observaciones astronómicas; en su creación tomó parte, en
medida por lo menos igual, el simbolismo de los números. Ya hemos mencionado
repetidas veces cuán notable era el papel de los números en la vida social y
espiritual de los pueblos nahuas. Era de buena suerte el dos porque simbolizaba
las polaridades cósmicas.”
“Cada uno de los 20 días de un tonalpohualli
tenía un nombre propio... solía designar un animal, una planta, un objeto, un
fenómeno natural o un concepto abstracto.”
Entre los grandes monolitos de factura mexica descubiertos bajo la plaza mayor
de México, a finales del siglo XVIII, se encontraba la gran escultura conocida
como la piedra del sol que fue empotrada en una torre de la Catedral para que el
público pudiera admirarla. En este lugar permaneció casi un siglo hasta que se
le trasladó al museo de la calle de Moneda (Tomado de la revista de Arqueología
Mexicana No. 24).
Sus comentarios serán bien recibidos y tomados en cuenta si los envía a:
lolvalart@hotmail.com.
|