ART
NOUVEAU
EN TULANCINGO
Por
Gloria Valencia Vargas
En
Tulancingo el Art Nouveau estuvo presente en su arquitectura a finales
del siglo XIX y mediados del siglo XX. Varios edificios que correspondieron a
esta corriente estilística desaparecieron en los años 60.
“El Art Nouveau (arte nuevo) es un movimiento artístico que surge a
fines del siglo XIX y se proyecta hasta las primeras décadas del siglo
XX, generalmente se expresa en la arquitectura y el diseño |
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Se podría afirmar que es un estilo decorativo desarrollado durante la belle
époque de Europa. Toma su nombre a raíz de una exposición en la galería
parisina La maison del Art Nouveau.
Recurría a líneas sinuosas y composiciones asimétricas. Los motivos más
frecuentes eran las flores, hojas y la figura femenina, se aplicó al diseño de
interiores, joyas, forja, vidrio, cerámica, telas y sobre todo a la ilustración
que alcanzó gran popularidad gracias al invento de la litografía.”
En
la actualidad pocos monumentos artísticos quedan en Tulancingo de esa época,
muchos edificios con estas características fueron demolidos, como ejemplos
tenemos: “el Portal de Azueta junto al Palacio de las Lágrimas, El Hotel
Monter” decorados en su interior al estilo Art Nouveau y en algunas
ventanas de ciertos edificios.
Sin
embargo, es poco lo que se ha podido rescatar y esto está en riesgo de
desaparecer. Hace 40 años, cuando se transitaba por el camino rumbo Cuautepec, a
la derecha se podía observar sin impedimento alguno, la hacienda de Exquitlán.
La
siguiente descripción es tomada del CATÁLOGO DEL PATRIMONIO CULTURAL DEL
ESTADO DE HIDALGO Región II, 1991. Sobre la hacienda de Exquitlán nos
ilustra sobre la arquitectura y su importancia.
“Datos
históricos: Existen dos inscripciones en el dintel de la puerta de
entrada y en un jarrón del jardín frontal: 1908 y noviembre 20 de 1868,
respectivamente.
Descripción general:
interesante conjunto actualmente subdividido en dos propiedades que abarca una
considerable porción del terreno. La parte mejor conservada y restaurada es la
correspondiente a la fábrica de sidra El Pomar. Las oficinas ubicadas en una de
las dependencias de la hacienda están completamente restauradas, siguiendo el
estilo propio de la época, con un pórtico de columna de madera sosteniendo vigas
de cabeza torneada, los plafones son de tejamanil…
Dividida por una barda de mampostería y la construcción anterior, se halla la
casa principal de la hacienda, formando otra propiedad. Esta es una obra con una
notable decoración Art Nouveau… La planta baja tiene algunas ventanas de
arcada doble sobre una columnilla compuesta central y en las claves campean
cabezas de Leones… El exterior cuenta también con un pasillo que recorre la
planta alta circundado por una balaustra de piedra. Coronando la edificación un
ático corrido fabricado con una estructura de fierro con tensores distribuidos
convenientemente y tablas de madera, le confiere un distintivo aire de mansión
europea de principios de siglo (XX)…
El
patio interior con una fuente central de procedencia francesa está
resguardado por un pasillo cubierto, sostenido en la parte alta por columnillas
de fierro sobre basas de piedra en cuyas caras hay labrados mascarones
grotescos. La casa comprende 20 piezas, existiendo varias salas y comedores
con decoración de yeso representando varios motivos: angelillos, maternidades,
una serie de cuatro tableros de querubines, cariátides y una rica pintura mural
evocando paisajes y rostros femeninos variados. Los plafones también presentan
tableros en relieves y orlas. Completan el ornato algunos vitrales y escenas de
caza. Los pisos son de mosaico y duela…”
Es
mucho lo que se puede contar acerca de esta hermosa hacienda, su importancia más
grande reside en su arquitectura, pues es catalogada como el monumento
artístico, significativo de Tulancingo y que está en peligro por las obras
emprendidas por sus actuales dueños (según nota de Ruta por Nathali
González).