¡CUIDADO CON EL DIABLO!
Por
Gloria Valencia Vargas
Es
grato ver que en muchos de los mercados tradicionales como el Mercado Municipal
de Tulancingo no se han perdido los olores de la verdura fresca; cilantro,
perejil rabanitos y cebollas, de comida, chicharrón, tlacoyos y toda clase de
antojitos. Es bello contemplar el entorno multicolor de los puestos de flores,
frutas y plantas.
No
pueden faltar los sonidos que caracterizan a un mercado, el sonido del gentío
que en algunas partes se torna en murmullo, las voces de los vendedores, las
frases típicas “¿qué le vendo marchanta?, ¿qué va a llevar?, ¡barato, barato
llévese su kilo de jitomate!,¡ pásele, güerita!” y las vendedoras foráneas
ofreciendo sus productos con voz más suave “llévese sus cerillos; ajos señora;
compre sus nopalitos; canela, canela a 10 pesos”, no puede faltar el típico
sonido del aplanador de bisteces sobre gruesos troncos en las carnicerías.
A
esta escena le agregamos un personaje indispensable: el cargador, el diablero y
antiguamente el mecapalero o el tameme, quienes se encargan de descargar la
mercancía del transporte y trasladarla a los puestos del interior.
En
días de plaza, cuando hay mucha afluencia, es común escuchar a nuestras espaldas
¡ay va el golpe!; ¡el golpe avisa!; ¡abran paso! y actualmente se le agrega el
de ¡cuidado con el diablo! Es la voz de los cargadores o diableros y hoy los
pocos mecapaleros, cuya figura e imagen ha quedado plasmada por algunos artistas
plásticos y son parte del acervo fotográfico del archivo Casasola, inspirando
canciones como la siguiente que narra los dramas que viven:
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JACINTO CENOBIO
“En la capital… lo hallé en un
mercado con su mecapal descargando un carro… le dije padrino lo andaba buscando,
se echó un trago de vino y se quedó
pensando…
Me dijo: un favor le pedido ahijado
que a naiden le cuente que me ha
encontrado
que yo ya no quero volver pa lla, al
fin ya no tengo ónde llegar…
Autor: Pancho Madrigal.
El
mecapalero se refiere a quien cargaba la mercancía con el mecapal.
El
mecapal o mecalpalli consiste en una banda de algodón o ixtle sujeto por sus
extremos a dos cuerdas que sirven para sostener la carga. La banda protege la
cabeza y el cuello y al mismo tiempo hace que la carga se equilibre y que el
peso de esta se distribuya por los músculos del cuerpo del cargador.
En
algunas comunidades con fuerte presencia indígena sigue en uso debido a que no
hay otro medio de transporte, o porque los caminos son estrechos, o porque las
pendientes son tan pronunciadas que es difícil el tránsito con bestias de carga…
El mecapal se usó para cargar todo tipo de bienes: costales con mazorcas, leña,
jaulas con animales, ollas de barro, frutas y cuantas cosas más. Rubén Morante
López.
Debido al duro trabajo y al esfuerzo, recordamos con admiración a quienes se
dedican a este oficio.
Hasta la próxima.
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tomados en cuenta si los envía a:
lolvalart@hotmail.com.
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