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EL CAMPO Y SUS RIQUEZAS
Por Gloria Valencia Vargas
Nuevamente
escuchamos el siguiente comentario: “Se ha escrito muy poco sobre la
historia de Tulancingo...”, y nuevamente discrepamos de tales
opiniones. En artículos anteriores se ha hecho mención por este medio de
libros y publicaciones, escritas por notables hidalguenses, mexiquenses
y extranjeros que se han ocupado de la historia de Tulancingo y el
Estado de Hidalgo, la que tenemos que buscar y no esperar que aparezca.
En esta
ocasión nos ocuparemos de un libro pequeño pero muy importante cuyo
título es: Descripción Geográfica y Estadística del Distrito de
Tulancingo, 1825, publicado por CIESAS, la
Paleografía, Introducción de notas es de Rene García
Castro, basado en un manuscrito que hasta antes de esta publicación
permaneció inédito; el original se encuentra en el Archivo Histórico
del Estado de México. Su autor, Francisco Ortega fue el
prefecto político, o sea, la máxima autoridad de esa jurisdicción.
Al leer sus páginas, nos hacemos las siguientes preguntas: ¿qué ha sido
de la riqueza del campo y de la región serrana que rodea al Valle de
Tulancingo?; ¿Por qué hoy no podemos disfrutar de los frutos de esta
tierra como antaño?; ¿porqué estamos a merced de los mercados
extranjeros en cuestión alimenticia?; ¿qué han pretendido y pretenden
los gobernantes de este país con políticos perversos y pésimos para el
campo?... que han provocado la ruina a la tierra mexicana.
En el siglo
XIX, Tulancingo poseía diversos productos agrícolas, actualmente
inexistentes:
“Los frutales
son de muchas clases y sin salir de la prefectura se encuentran
granadas, higos, nueces de ambas clases, aguacates, duraznos, tunas,
ciruelas, zapotes blanco y negro, membrillos, naranjas agria y dulce,
limones, moras, capulines, peras, piñas, manzanas, uvas. Tejocotes,
limas, chabacanos, plátanos largos, mameyes, pahuas, guayabas y otras
frutas silvestres que cultivadas aumentaran los placeres del hombre y el
producto de su industria. Los olivos se han plantado recientemente en
las inmediaciones de Tulancingo y continúan creciendo bien”
Da una
profunda tristeza contemplar el campo abandonado, lleno de basura y
maleza y ver los rostros de los campesinos llenos de desesperanza,
quienes ven al “otro lado” la única opción para sobrevivir.
Regresamos al
tema. ¿Cuál era el panorama del campo hace dos siglos?:
“Todo el
terreno del distrito es feraz y sin recurrir a pueblos fuera de su
comprensión se halla provisión competente de los granos que se cosechan
de las plantas cereales y leguminosas como el maíz, trigo, cebada, haba,
alverjón, lenteja y fríjol, excepto el garbanzo que, aunque se da, no se
ha introducido hasta ahora el mejor método para su cultivo... En algunos
pueblos de la municipalidad de Tenango se siembra la caña de azúcar, de
la que hasta ahora no sacan más que piloncillo. El lino se ha sembrado
varias veces y ha nacido muy bien en Tulancingo y Acaxochitlán. Y este
segundo pueblo parece ser muy a propósito para su cultivo. En la sierra
nace espontáneamente el algodón, el tabaco y el añil... la malva el
saúco, el toronjil, la purga del zorrillo, el escorromera y otras
(yerbas) medicinales formarían un largo catálogo si se trataran de
describir...”
El aumento de
precios en productos como: la tortilla, el pollo, la cebolla y la
calabaza nos hace reflexionar en la manera de enfrentar el
encarecimiento de estos productos, hay algunas propuestas. Comprar los
productos locales y no los extranjeros; regresar al programa de huertos
familiares, si usted vive en el campo, siembre maíz, fríjol por lo menos
para auto-consumo, construir cisternas, tanques y bordos para detener el
agua de lluvia, si vive en la ciudad no consuma alimentos chatarra y
compre a comerciantes y campesinos quienes vienen a la plaza del jueves
para ofertar sus productos. Estas son algunas de las alternativas que
sugieren algunos de los amables lectores.
Sus comentarios serán bien recibidos y tomados en cuenta si los envía a:
lolvalart@hotmail.com.
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