LA
HACIENDA DE SANTA MARÍA REGLA
Por
Gloria Valencia Vargas
En vista de que en el municipios de Tulancingo, Santiago Tulantepec,
Cuautepec y Singuilucan han sido destruidas la mayoría de las haciendas
y los ranchos construidos en los siglos del XVI al XX, no nos queda más
que trasladarnos al vecino municipio de Huasca y en este lugar
disfrutar del patrimonio cultural y el ambiente histórico que nos
remonta al siglo XVIII, y en especial conocer los antecedentes de
la Hacienda de “Santa María Regla” y su fundador Pedro Romero de
Terreros, el famoso Conde de Regla.
Una
de las haciendas más importantes en el estado de Hidalgo fue y actualmente es la
hacienda de beneficio de Santa María Regla, construida por el primer
Conde de Regla (1760- 1762) en un amplio barranco no muy distante al Real
del Monte.
Las
haciendas de beneficio se edificaron para moler y fundir los ricos minerales de
plata y oro.
El
requisito que se exigió en principio para localizar lugares de asentamiento de
los edificios fue la proximidad de los tiros de las minas y el que se tuvo en
cuenta con posteridad es que se dispusiera con agua abundante. Esto último
sobrevino cuando se sustituyeron los morteros, por máquinas de arrastre de agua.
Las Haciendas de beneficios minerales como las de Santa María Regla eran
complejas construcciones, a veces monumentales que tenían zonas habitacionales,
de administración y de diferentes servicios.
El
entorno que rodeaba a esta hacienda en el siglo XIX es descrito por Manuel
Rivera Cambas:
“A
siete leguas de Pachuca se encuentra la Hacienda de Regla, cerca de la cual está
la cascada que goza de justa reputación y que hermosea aquellos lugares donde se
benefician los metales tan codiciados, allí se goza con la contemplación de las
maravillas de la naturaleza y se admiran los esfuerzos del hombre para
enriquecerse. Gastáronse en la fabricación en la hacienda de Regla más de dos
millones de pesos y fué dirigida por un religioso franciscano del colegio de
Pachuca…
Las mañanas son espléndidas en aquellos terrenos: a medida que del astro del día
va rompiendo el denso velo de la neblina que cubre el paisaje, las florecillas
empapadas con el rocío descomponen la luz en los colores del iris; el canto del
cuitlacoche cerca del nido en el que aun duermen los polluelos y el ruido que en
la nudosa encina hace el cuijì al afilar su corvo pico, contribuyen a la armonía
y al concierto de que tanto se goza en el benigno clima de la antigua hacienda de
Santa María Regla.”
En
cuanto al antiguo propietario y precursor de esta hacienda, algunos datos son
los siguientes:
Pedro Romero de Terreros
se embarcó en Cádiz rumbo a la
Nueva España en una fragata de tercera clase “Nuestra Señora de Regla”.
Originario de Cortesana, provincia de Huelva España, desembarcó en 1728
en el puerto de Tampico en busca de su hermano Francisco, quien murió de vómito
negro. Llegó a Querétaro buscando la protección de su tío Juan Vásquez de
Terreros, un rico comerciante, quien lo recibió con desprecio pero que a su
muerte, lo nombró futuro sucesor en el manejo de sus negocios. Se comentó que
parte del origen de su fortuna fueron los turbios manejos que hizo de la
herencia de sus primos.
Casó
con Doña María Antonia Josefa Micaela de Trebuesto y Dávalos de
Bracamonte, hija menor de la viuda Sra. Condesa Viuda de Miravalle, contando
con la edad de 17 años y Pedro casi cuarenta.
Doña María Antonia, murió el 2 de junio de 1766 a consecuencia de las
complicaciones del parto de su octavo hijo, nacido vivo José María de Romero de
Terreros. (Basado en el libro Tú Eres Pedro, del maestro Agustín Ramos).
Es la historia que guardan los gruesos muros de piedra de la antigua hacienda de
Santa María Regla.