LA IGLESIA PARROQUIAL DE TULANCINGO
Por
Gloria Valencia Vargas
Llegaron las fiestas
navideñas con éstas las mismas historias, el mismo ambiente que nos hacen
olvidar los tiempos tan difíciles que estamos viviendo en México. Es época de
convivir con la familia y los amigos, de visitar templos e iglesias, de pensar y
leer los pasajes tradicionales sobre el “nacimiento de Jesús y la visita de los
Reyes Magos” y de los buenos deseos, parece que nada cambia, sin embargo lo que
está cambiando aceleradamente es el Centro Histórico de Tulancingo y su bonita
arquitectura, ya que muchos se empeñan en borrar el patrimonio edificado de la
memoria de los tulancinguenses, este Centro Histórico al que se le ha negado la
declaratoria como tal, pero su espacio sigue y seguirá existiendo.
Los que se han encargado
de la destrucción de Tulancingo han sido los arribistas, la indiferencia de
propietarios y sus nuevos herederos, la ignorancia de arquitectos e ingenieros,
la permisividad de las autoridades correspondientes a quienes nada les importa
que los inmuebles tengan algún valor histórico, artístico o contextual o que se
rompa el tejido urbano, y otorgan los permisos y el aval para su ejecución,
estas autoridades son las de INAH y Obras Públicas municipales, el argumento es
la seguridad de los habitantes y se les olvida que hay técnicas seguras de
restauración.
No solo la demolición o
mutilación de las antiguas edificaciones causa un daño al ambiente histórico del
centro, sino las nuevas construcciones sin valor arquitectónico, con varias
plantas que ensombrecen las calles y entorpecen el “remate visual” de uno de los
edificios más emblemáticos de la ciudad como lo es la Catedral de Tulancingo.
Pero para olvidarnos de
estos temas tan tristes, queremos compartir textualmente un interesante oficio
que describe aspectos de la reconstrucción de la Catedral de Tulancingo:
”AÑO DE 1789 OFICIO DEL
SEÑOR VIRREY A SU EXCELENCIA ILUSTRÍSIMA SOBRE EL REEDIFICIO DE LA IGLESIA
PARROQUIAL DE TULANCINGO, CONTESTACIÓN Y NOMBRAMIENTO DEL MAYORDOMO TESORERO
PARA LA FÁBRICA, LIBRADO A DON LORENZO DE LA ROSA DE AQUELLA VECINDAD Y
COMERCIO.
"Excelentísimo e
ilustrísimo Señor: La junta superior de real hacienda, en el expediente formado
sobre el reedificio de la iglesia parroquial del pueblo de Tulancingo, en
diecinueve del inmediato diciembre, entre otras providencias, acordó lo
siguiente:
"Aprobar de consentimiento
del señor fiscal y aprobaron los diseños del maestro Ortiz y mandaron que con
arreglo a ellos se proceda a la fábrica del templo expresado con lo que
produjeren los arbitrios y contribuciones que refiere el alcalde mayor y la
cantidad de 16 mil pesos, tercera parte del costo que conforme a la ley del
reino, por ser pueblo de españoles el de Tulancingo debe contribuir la Real
Hacienda los que se señalan en el ramo de tributos de la misma jurisdicción y se
entregaran al mayordomo tesorero que para dicha fábrica nombre el excelentísimo
señor arzobispo, conforme a la Ley.
"Lo participo a vuestra
excelencia ilustrísima a consecuencia de lo acordado por la citada junta para
los efectos que se previenen, y a vuestra excelencia ilustrísima toca.
"Dios guarde a vuestra
excelencia ilustrísima muchos años. México, 12 de enero de 1789. Excelentísimo e
ilustrísimo Señor Doctor don Manuel de Flores (rúbrica).”
"México, 29 de enero de
1789. Póngase título de mayordomo tesorero de la fábrica de la iglesia de
Tulancingo a don Lorenzo de la Rosa expresando la obligación de cuentas y
contéstese a su excelencia. Así lo decretó y rubricó su excelencia el arzobispo,
mi señor (señalado con una rúbrica Ante mí, Doctor don Manuel de Flores.
Secretario (rúbrica). AGNM: Bienes Nacionales Leg. 575. Exp. 66 s/f.1789
A lo largo de la historia
de Tulancingo mientras unos buscan recursos para construir, otros lo hacen para
destruir…
Hasta la
próxima.
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