LA MÚSICA
INDÍGENA PREHISPÁNICA
Por Gloria Valencia Vargas
Pocos datos se tienen sobre el
estudio de la música de los pueblos prehispánicos, en las artes que cultivaron
los antiguos pobladores de México, existen varios testimonios plasmados en la
pintura, la escultura, el grabado, y sobre todo en la arquitectura acerca de las
danzas, cantos e instrumentos musicales. Sin embargo, tratándose de la música y
la forma genuina de interpretarla, no existe información concluyente al
respecto.
Actualmente algunas danzas son
acompañadas por música cuyos sonidos nos remontan a las etapas anteriores a la
presencia hispana: en belleza de la flauta que imita el canto de las aves de Los
Voladores de Papantla, el dramatismo de los tambores en El Pochò de Tabasco,
igualmente los cantos, sonajas y tambores de La Danza del Venado de Sonora; son
de los pocos ejemplos que nos acercan al pasado de la música prehispánica.
Faltan muchos estudios e investigaciones de los etnomusicólogos en el país que
nos permitan apreciar más la música de las culturas antiguas de México.
Al presente existen diversos
instrumentos musicales que acompañan las ceremonias de los pueblos indígenas del
país, músicos tradicionales que ejecutan la música indígena que acompaña a estos
rituales.
El libro EL FOLKLORE LITERARIO
Y MUSICAL DE MEXICO escrito por Rubén M. Campos, 1946, señala en la página
80 lo siguiente:
“Pero si a la música se la lleva
el viento, no se lleva el viento al instrumento musical que la produce…
“Ahora bien, los instrumentos de
música de los antiguos mexicanos existen. No sólo tenemos el testimonio de los
libros, sino el de los instrumentos mismos…
Hay en el Museo Nacional en México
cinco clases de instrumentos aztecas precortesianos: el huèhuetl (equivalente al
tambor), el teponaztle (equivalente al xilófono), el atecocolli (caracol,
cornamusa), el tzicahuztli (equivalente al güiro), y el tlapitzalli (equivalente
a la flauta y a la ocarina). El ayacachtli (sonaja) que no existe en el Museo
Nacional, era como una sonaja de los danzantes indígenas de hoy, un huaxe vacío
relleno de piedrecitas, que al agitar el instrumento producía un ruido sonoro y
alegre que marcaba el ritmo de la danza…”
En las siguientes paginas el autor
del libro que hoy nos ocupa, describe con más detalle a cada uno de estos
instrumentos:
El Huéhuetl, pan huéhuetl y
tlalpanhuéhuetl, es un cilindro hueco parado verticalmente, cuya extremidad
superior estaba cubierta con una piel restirada y preparada, se entiende, para
producir un sonido ríspido y sonoro, como el del tambor. La diversidad de tamaño
hacía que tomara respectivamente el nombre, yendo del más pequeño, el huéhuetl
al más grande que anunciaba al pueblo la guerra desde lo alto del teocalli.
El Tlalpanhuéhuetl - instrumento
musical de guerra, lleva encima un parche de piel curtida de venado o de tigre.
Era tocada con las palmas y los dedos el grado de tirantez hacia más o menos
grave e intenso el sonido que se escuchaba a 3 o 12 kilómetros de distancia…
El teponaztli es un instrumento
musical tallado en madera hueco, decorado a veces ingeniosamente y que
representa a menudo una figura humana echada tocada con los ornamentos de fiesta
y replegada en brazos y piernas o un animal replegado de las extremidades, hasta
formar un trozo cilíndrico que se colocaba horizontalmente para golpear con los
bolillos forrados de ulli sobre dos lengüetas abiertas en la parte superior del
instrumento con ranuras angostas.
El Atecocolli caracol, es el producto natural del mar, produce el sonido
explosivo como en la trompeta, ronco inconfundible… Se conocen más de estos
instrumentos musicales prehispánicos que fueron tocados y produjeron la música…
Hasta la próxima.
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