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LAS FLORES DEL CAMPO
SANTO
Por Gloria Valencia
“No
sé qué tienen las flores, las flores del camposanto,
que
cuando las mece el viento mi vida, ay parece que están llorando,
que
cuando las mece el viento mi vida, ay parece que están llorando” …
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Las flores del camposanto, el
panteón o cementerio; bellas y tristes, festivas, alegres inundan de color el
día de muertos. Es que las flores son esenciales en estas celebraciones de día
de los santos difuntos.
Desde tiempos remotos la
muerte y las flores han tenido una relación y simbolismo muy estrecho.
Entre las
principales están: la nube, esa florecita blanca que complementa cualquier
arreglo floral, que no puede faltar en ningún funeral y que adorna la tumba de
los más pequeños, el rojo brillante de la flor llamada terciopelo que da el
toque dramático al ambiente festivo.
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Pero no solo el
color sino también de olores peculiares flotan en el ambiente de estos días de
noviembre, en los alrededores de la ciudad de Tulancingo en los campos, crecen
en gran cantidad unas flores blancas y rosas como copos, muy olorosas, de las
que nuestros padres comentaban, “huelen a panteón”
Una flor que no puede faltar
en “día de muertos” y que es fundamental en estas festividades es la maravillosa
flor de cempasúchil; dice la tradición que sus pétalos guardan el calor del sol
y lo irradian.
Adorna las tumbas
e iglesias, los pétalos también marcan el camino para que las almas de los
difuntos puedan llegar al hogar donde sus familiares han preparado un altar a su
recuerdo.
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Además, tiene
cualidades medicinales y otros usos, en algunos lugares se utilizan para aliviar
algunas enfermedades estomacales. Sembrada alrededor de lo los huertos ahuyenta
a ciertas plagas; se da de comer a las gallinas con el fin de que la yema de
huevo sea más amarilla
En el libro
Historia General de las Cosas de La Nueva España, Fr, Bernardino de Sahagún,
describe a la flor de cempasúchil: “
“Estas flores
que se llaman cempoalxóchitl, son amarillas y de buen olor, y anchas y hermosas
que ellas se nacen, y otras que las siembran en los huertos; y son de dos
maneras, unas que llaman hembras cempoalxóchitl y son grandes y hermosas, y
otras que hay las llaman machos cempoalxóchitl (y) no son tan hermosas ni tan
grandes. Hay otras de este género que se llaman macuilxóchil que son
pequeñuelas, aunque muy amarillas y muy olorosas”…
Así las flores
cumplen con su papel fundamental para el adorno de los festejos de estas
tradiciones, no así el espacio en donde descansan los restos mortales de los
difuntos, cada vez los cementerios se convierten en meros depósitos de huesos.
Al igual que la
arquitectura de los pueblos y ciudades el Panteón de San Miguel
de Tulancingo sufre de la destrucción paulatina de sus monumentos artísticos
e históricos, el trazo y la ubicación de tumbas, se ha convertido en un caos. Y
por el mismo camino van otros cementerios, este asunto debería de ser revisado
ampliamente por los ayuntamientos y emitir un buen reglamento de panteones e
inhumación, para que los fallecidos tengan un entierro digno, “Polvo eres y en
polvo te convertirás”.
” No
sé qué tienen las flores, llorona, las flores del camposanto,
no
sé qué tienen las flores, llorona, las flores del camposanto,
que
cuando las mece el viento, ay llorona parecen que están llorando,
que
cuando las mece el viento, ay llorona parecen
que están llorando”.
Hasta la
próxima.
Sus comentarios serán bien recibidos y tomados en cuenta si los envía a:
lolvalart@hotmail.com.
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