LOS POLÍTICOS Y LA CULTURA
Por Gloria Valencia Vargas
Como quisiéramos que quienes nos representan ante el mundo, como son los
gobernantes y políticos, fueran gente con conocimiento y de saber, y no se diga
de los diputados y senadores, así como los secretarios de estado. Es un orgullo
para los mexicanos saber que se recibe con respeto en foros internacionales, en
visitas de estado en otros países del extranjero o entrevistas en los medios
internacionales, a los presidentes de la república, así como a distintos
personajes de la política mexicana que son cultos y sabios, como el
presidente Don Benito Juárez cuyo enunciado se ha preservado a lo largo del
tiempo:
“Entre los
individuos, como entre las naciones, el respeto al derecho ajeno es la paz.”
Pero ¡qué
vergüenza! cuando estos presumen su ignorancia, porque no son únicamente
ellos los que hacen el ridículo, sino que también abochornan a todo un pueblo.
Puede decirse que en México últimamente los gobernantes se han exhibido ante la
opinión mundial como gente ignorante. Incluyendo a sus secretarios de cultura,
que no han tenido el cuidado de corregir los discursos, antes de que los lean en
alguna reunión o asamblea importante.
Es el caso del
expresidente Vicente Fox, cuando le cambió el nombre al poeta, ensayista
y escritor argentino; Jorge Luis Borges como: José Luis Borgues…leyendo
una disertación ante La Real Academia de la Lengua Española. Y qué decir del
actual mandatario que no supo decir el título de tres libros favoritos.
Esto no es
únicamente en el presente, en el pasado se describió así a Porfirio Diaz:
“Los panegiristas
de Díaz hablan de su capacidad intelectual, pero no se atreven a decir nada de
su inteligencia. La cuestión es si el dictador es un hombre cultivado o no lo
es, parecería importante puesto que determinaría, hasta cierto punto, la
impartición de la cultura entre el pueblo, al que domina absolutamente. Díaz es
inteligente, pero su inteligencia puede calificarse de criminal. tal como se
necesita en una empresa explotadora… la inteligencia de Díaz ha llegado a la
altura de genio; pero poco o nada tiene de refinamiento y cultura. A pesar de su
necesidad de tratar con extranjeros casi a diario, nunca aprendió el inglés, ni
ninguna otra lengua extranjera. Nunca lee excepto recortes de prensa y libros
acerca de sí mismo; nunca estudia excepto el arte de mantenerse en el poder. No
le interesa la música, ni el arte ni la literatura ni el teatro y la ayuda que
presta a estas cosas es tan insignificante…” México Bárbaro. Pag. 260 1911
El patrimonio
cultural y natural en México ha resentido la salvaje destrucción gracias a
gobernadores y presidentes municipales y diputados locales; que no tienen ni
idea de lo que es cultura y menos qué es legado cultural, en el mismo nivel
están sus colaboradores y asesores. Cada año se pierde la riqueza cultural, la
arquitectura, la toponimia, las lenguas indígenas, bibliotecas, archivos
históricos que sufren de robo. Y esto se refleja en la educación pública.
Manuel Payno en
1861,
narra la historia de un ranchero que se convirtió en diputado: en el siguiente
párrafo presume de sus conocimientos en el arte.
”En una de sus
visitas, fue a dar a instancias de varias personas muy caracterizadas, a la
Academia de San Carlos. Lo primero que llamó su atención fueron las dos
burdas estatuas de mármol que están al pie de la escalera, sin duda para que
sirvan a los discípulos como de un modelo o tipo de acabado.
Don Fulgencio, al
ver aquella América tan rolliza retrocedió unos pasos
Romana no cabe
duda, ésta es una obra romana; de a leguas se conoce el trabajo de los Camilos y
de los Scipiones- los que lo acompañaban repitieron en coro.
- Romana; el señor
don Fulgencio atinó inmediatamente- “EL HOMBRE DE LA SITUACIÓN.
¡Pobre México!”
Hasta la
próxima.
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