POSADAS TRADICIONALES
Por Gloria Valencia Vargas
Han quedado atrás las fiestas tradicionales decembrinas sobre todo las
bellas posadas que antaño eran todo un acontecimiento, hoy las posadas
se limitan a una fiesta con baile, alcohol y romper las piñatas.
Hay elementos que
eran parte de las posadas tradicionales: la letanía, las velitas, el
pesebre, las luces de bengala, los aguinaldos incluían las galletas
de animalitos, colación de ricos dulces, las piñatas sobre todo las
estrellas de cinco picos con papel china y papel metálico contenían “cacahuates,
tejocotes, las papitas, limas, cañas y naranjas.”
Las
posadas iniciaban con la procesión cuyos integrantes llevaban velitas
rojas, con el pesebre al frente, todos repetían: ora prona vis del
cantante principal, posteriormente se dirigían a la puerta de la
casa donde se pedía posada:
“En
nombre del cielo, os pido posada, pues no puede caminar mi esposa amada”
“Aquí no
es mesón, sigan adelante, yo no puedo abrir, no sea algún tunante”
“No seas
inhumano, teneos caridad, que el Dios de los cielos te lo premiara…”
“Mi
esposa es María, es Reina del Cielo, y madre va ser del Divino Verbo”
“¿Eres tu
José, tu esposa es María, entren peregrinos no los conocía?”
Al
entrar a la casa todos cantan:
“Entren
santos peregrinos, peregrinos reciban esta mansión, aunque pobre la
morada, la morada se las doy de corazón
Las
piñatas eran confeccionadas por los anfitriones, así como los
aguinaldos, después se degustaban los buñuelos y el ponche, la posada
terminaba con una velada. En las casas se arreglaban con mucha
creatividad los nacimientos cuyas figuras representaban escenas
bíblicas.
Antecedentes de las posadas.
En México se refiere que en 1587 Fray Diego de San Soria Prior
del convento Agustino de Acolman en el Estado de México, solicitó y
obtuvo una Bula del entonces Papa Sixto V, para celebrar anualmente en
esa sede y otras del virreinato misas para el aguinaldo y recordar el
nacimiento de Jesús, desde el día 16 al 24 de diciembre.
En un principio las festividades se efectuaban en los atrios de iglesias
y conventos después se amplió a las calles.
En el
siglo XIX en las casas de la gente acomodada los niños se vestían de
ángeles; en las posadas y las casas de la clase media se adornaban con
ramas de pino, heno y farolitos de papel y se festejaban las 9 posadas.
Madame
Calderón de la Barca
lo describe así: “Al anochecer fuimos a casa de la Marquesa de Vivanco,
para pasar con ella la Nochebuena… Esta es la última noche de las
posadas; una curiosa mezcla de devoción y esparcimiento, pero un cuadro
muy tierno… A cada una de las señoras le fue puesta en la mano una
velita encendida y se organizó una procesión, que recorrió los
corredores de la casa cuyas paredes estaban adornadas con siemprevivas y
farolitos y todos los concurrentes cantaban las Letanías. Un ejército de
niños, vestidos como ángeles se unió a la procesión. Sus vestidos eran
de lama, en oro y plata, penachos de plumas blancas profusión de
diamantes finos y perlas en bandeaux, broches y collares, alas blancas
de gasa y zapatos de raso blanco bordados de oro…”
Por medio de esta columna les deseamos a todos FELICES FIESTAS DE
NAVIDAD.
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lolvalart@hotmail.com.
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