LA RIQUEZA CULINARIA
DE TULANCINGO
(Segunda parte)
Por
Gloria Valencia Vargas
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En esta ocasión transmito a ustedes parte de un artículo que escribí hace más de
15 años
Aunque la destrucción del
patrimonio cultural en Tulancingo ha sido sistemática, hay algo que los
depredadores no han podido hacer desaparecer y esto es “la sabrosa
comida tulancinguense”.
Aunque en otros lugares del centro
de la república la comida es similar; en Tulancingo tiene un toque especial:
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“En Tulancingo se come muy
sabroso… Me gusta comer en la plaza el jueves… no hay como la barbacoa de
Tulancingo” así lo
comentaban dos bellas visitantes
Revisando la historia encontramos
el siguiente dato. Cuando Madame Calderón de la barca visitó Tulancingo
en 1846 escribió en sus famosas cartas lo siguiente:
“Me estoy familiarizando con
muchos platillos mexicanos; mole (carne guisada con chile colorado), nopales
cocidos, plátanos fritos, chile verde, etc. Tenemos después, invariablemente,
frijoles (judías negras guisadas), tortillas calientes y como estamos en el
campo el pulque es una bebida obligatoria… En cada comida el puchero sigue luego
de la sopa, compuesto de carnero cocido, carne de res, tocino, aves, garbanzo
(una judía blanca), calabacitas, patatas, peras cocidas, guisantes y muchas
otras legumbres; se sirve todo junto al mismo tiempo acompañado de una salsa de
hierbas o tomate…”
Actualmente la comida
tulancinguense se ha enriquecido de los sabores de otros lugares de la cocina
serrana, veracruzana, poblana, huasteca y mexiquense. En esta región hay una
rica variedad de platillos y recetas antiguas que son un legado de nuestras
abuelas y que han permanecido, para el deleite de todos los paladares. ¿Cuáles
son estas delicias?
Empezamos con las
tulancingueñas que son las clásicas enchiladitas fritas cubiertas de salsa
verde de tomate y las rojas de jitomate, chile queso desmoronado, cebolla y
lechuga picada y pollo deshebrado. Anteriormente eran toda una tradición pues
las preparaban en las puertas de algunas casas por la tarde noche, las tortillas
las freían en el comal con un poco de manteca junto a los molotes de papa. Aún
permanecen en nuestro recuerdo.
En la lista están el mole verde
con habas y calabazas, los bisteces en chile pasilla y tomate.
Los bisteces molidos
en metate con salsa de chiltepín y jitomate con nopales que eran preparados con
tanto amor, tiempo y paciencia.
No podía faltar el famoso mole
de olla, en sus dos versiones; con chile guajillo y epazote y el que
posiblemente fue traído de la Sierra Norte de Puebla con su salsa de tomate
verde con chile pocle y sus flores de calabaza picada.
Nadie se puede resistir a un rico
pipián con su salsa de chile verde pepitas de calabaza, hierbas como el
cilantro, epazote, hojas de rábano, lechuga y perejil, carne de pollo y
calabazas. ¿Y a quien no le gustan? los ricos tlacoyos de alverjón, haba, frijol
o papa cubiertos de salsa verde, morita, cilantro picado rabanitos y queso
fresco desmoronado.
Anteriormente se consideraban
comida de pobres a los Gualumbos, que se obtienen de la flor del maguey
que nacen del tallo o quiote, hoy son todo un lujo guisados con huevo y en
salsa.
Son muchos los platillos
tradicionales de Tulancingo, esta rica cocina puede perderse porque ya a las
nuevas generaciones no les interesa aprender a elaborarla.
Hasta la
próxima.
Sus comentarios serán bien recibidos y tomados en cuenta si los envía a:
lolvalart@hotmail.com.
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