13.Ene.20
por
Cristina de la Concha
.poema a salvo.
Una noche a su oído llegó
una voz, un llamado
era un trino de angustia y terror
en una noche oscura
y la ella aquella acudió
por alumbrar tan temible lamento
en la lobreguez distinguió
la carretera, un alboroto
vociferantes seres vilipendiaban
y él gritaba auxilio a la Luz
entre los brazos vapuleantes
resistíase pues del sino
la noción clareaba
que de llevárselo aquellos
regreso no habría
y la luz o la muerte
o la luz en la muerte
prefería en ese instante
Un vehículo al suyo interrumpió
el camino de una madrugada de silencios,
fugaces pensamientos de huida
la rapidez de los maleantes inhibió,
“venimos por ti”,
una cartera cayó,
y en alarido su mente suplicó luz
aunque a jaloneos luchó
La ella con su luz envolvió
el feroz acto
petrificando a sus autores,
de luz llenó sus brazos su vista
¡huye!, lo instó, ¡corre tan veloz
como el alce!
y así corrió
entre la maleza en penumbra
la luz hasta lugar a salvo
lo guió
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