del arte de

  Agustín Vargas

 el artista que se detuvo a pintar en Tulancingo

Fata Morgana

Donación de libros a Tulancingo

de los argentinos María Encarnación Anadón y Franco Gariboldi

al Centro Universitario del Oriente de Hidalgo

En México, carta del poeta Félix Pacheco

Y de Valdivia, Chile 

organizado por el Colectivo Paratopia

http://colectivoparatopia.blogspot.com/

Desde Argentina, reseñan

Valentín Romano, alias "Gaucho",

aquí "comentario final",

en las escuelas

y  Ana Cuevas Unamuno en:

Junto con la invitación me gustaría escribir un poco sobre el origen de esta narración llamada Una muerte inmejorable.

En primer lugar, surgió porque el que escribe tiene que escribir (como dice Monterroso en su decálogo, “Cuando tengas algo que decir, escribe; cuando no, también. Escribe siempre”. Porque, semejante tipo de gente no puede vivir si no escribe, lo cual no implica que pueda o deba morir, sino simplemente que sería desgraciado. El que escribe tiene que escoger un tema o, mejor, ser escogido por aquél. Y el tema que me escogió es el de la muerte y, necesariamente, su contraparte, la vida. Los orígenes de ambas. La muerte se alimenta de la vida y la vida se alimenta de la muerte.

Conforme vivimos vamos muriendo. Cuando morimos estamos dejando lugar a la vida, a que continúe la especie, a que la materia que formó nuestro cuerpo se reincorpore a la naturaleza para dar vida, alimento, a otros seres. Así se han reciclado miles o millones de veces los átomos que se encuentran en este planeta.

Si la muerte se inicia con el transcurso de la vida, la vida se inicia con el amor. La muerte y el amor, quién lo dijera ―hace muchos siglos lo dijeron los griegos―, son complementarios: Eros y Tanatos.

Y la parte más terrena del amor es el sexo. Pan, el Dios. El gran fauno.

Así Una muerte… es una novela de muerte y de amor. De violencia y de sexo. Es una novela en favor de la vida y en contra del principal enemigo de la vida, el poder.

La novela fue escrita durante, al menos, dos años, robándole tiempo al trabajo de ganar dinero para la sobrevivencia, al sueño, a la relación con mi pareja, incluso a mis hijos. Es decir, fue escrita por amor al arte. Por amor a la literatura. La narración ocurre en la ciudad de Guanajuato, de la que soy orgulloso habitante. Y Una muerte inmejorable desea ser también un homenaje a esta hermosa ciudad, sede del Festival Cervantino y patrimonio de la humanidad. De alguna manera Guanajuato es un personaje más, coprotagonista de esta obra.

Reconozco que en algún momento tuve la ingenuidad ―que más bien debo llamar la estupidez― de sospechar que el Instituto de Cultura de Guanajuato (IECG) podría subsidiar en parte esta creación. Respondí durante dos años seguidos a la convocatoria que hace el IECG para entregar becas a creadores radicados en el estado de Guanajuato. Luego de realizar una serie de engorrosos trámites ―dignos de El castillo de Kafka― obtuve como único resultado algo muy similar a la anécdota de esa novela, puesto que ni siquiera admitieron mi documentación. Ignoro a ciencia cierta si haya consigna en mi contra. Pero no lo dudaría. En el año 2004, respetando la honestidad de mi pluma y de mis percepciones y además admitiendo la demagogia gubernamental que habla de una supuesta libertad de expresión, ataqué duramente en mi columna Caza de citas (que se publicó semanalmente, sin cobrar, durante dos años (2003-2004) en el periódico correo) a la bancada panista en el Congreso local, por un desplegado en el mismo diario correo en el que estos “servidores públicos” apoyaban el desafuero del Jefe de Gobierno del Distrito Federal.

Los “servidores públicos” se sirvieron de sus cargos de poder para presionar al dueño de ese periódico y este a su vez amenazara con despedir a sus empleados, Arnoldo Cuéllar Ornelas y Martha Celia Camacho, quienes dirigen ese diario, para que me expulsaran del periódico que fuera durante tres años mi centro de trabajo y en el que publiqué más de cien textos entre artículos, columnas y otras colaboraciones de los cuales me pagaron menos de la décima parte. A partir de entonces estoy vetado en ese diario y en muchos otros sitios en los cuales el gobierno (emanado del grupo clandestino ultraderechista El Yunque) de Guanajuato tiene alguna influencia.

De cualquier manera, “lo bailado ni Dios me lo quita”. He seguido y seguiré escribiendo a pesar de aquello o de lo que venga. En general la cultura mexicana es de primer mundo no gracias a los funcionarios de gobierno y de las instituciones de cultura, sino a pesar de ellos. Así se escribió Una muerte inmejorable, a contracorriente del gobierno, para gloria de Guanajuato. No podrán los funcionaretes gubernamentales impedir que nuestra cultura sea muy importante en el mundo, aunque los sucesivos gobiernos, cada uno peor que el anterior, se esfuercen por mantener a los creadores en la pobreza o de plano en la miseria.

La alta cultura, el arte continúan y continuarán produciéndose a pesar del monstruoso desorden que impera en el actual gobierno ilegítimo que tan sólo presencia la terrible catástrofe a la que él mismo ha conducido al país.

A pesar del caos de las instituciones corrompidas que incumplen y en ocasiones transgreden no sólo sus funciones sino la ley o bien, como en el caso de los policías, trabajan para el enemigo de las instituciones: el que los funcionarios llaman ―sin morderse la lengua― el crimen organizado. Catástrofe que está llevando a México a uno de los momentos más graves de su historia. Así, Una muerte inmejorable es también una novela de política.

Por lo anterior y dada la circunstancia de que ante la brutal crisis que nos desangra como país y hasta amenaza su propia viabilidad, ante la imposibilidad práctica de publicar en papel Una muerte…, por fortuna existe este prodigio, la internet. A cuyo través, es posible, todavía, expresarse sin cortapisas de especie alguna.

Finalmente agradezco desde ahora todos los comentarios ―también las mentadas de madre― que suscite este trabajo.

Los invito a leer Una muerte inmejorable que subiré a ritmo de un capítulo por semana, todos los lunes, al blog:

http://novelaunamuerteinmejorable.blogspot.com  

Atentamente:

Pterocles Arenarius (antes Jesús Ortega Rodríguez)

De la obra de la argentina

María Julia Goyena