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La confianza y “papelito habla” |
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“No te fíes ni de tu propia
sombra”, escuchaba desde muy pequeña decir a mi padre en forma
constante y uff, cuánta razón ha tenido y no porque no podamos confiar
en persona alguna sino porque no sabemos quién es quien no se
hará acreedor de nuestra confianza, entonces, por si las moscas,
arrasemos con todos, ¿no?, eso pareciera. |
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En mis andanzas por la gestión de
recursos para la realización de actividades culturales he
encontrado personas realmente muy gentiles y desinteresadas que
me han dado una confianza, destaco, inmerecida y más si me baso
en la sentencia del párrafo anterior pues muchos, sin
comprobante alguno, han puesto en las manos que teclean este
artículo donativos para la causa de Culturalcingo, A.C., lo que
en lo personal agradezco y seguiré agradeciendo siempre. Con
esta confianza que da conocerse de muchos años, de toda la vida
en la mayoría de los casos tratándose de mi ciudad natal, de
haber estado en infinidad de ocasiones compartiendo platillos y
festejos de infantes, de grandes, de acontecimientos, charlas,
deportes, o de manera indirecta relacionados por trabajo,
negocios o vacaciones, o de viejas amistades, se han dirigido la
mayoría de las solicitudes de apoyo. Y con esa misma confianza,
han dado respuesta todos en forma oral de aquello con lo que
contribuirían y, en forma oral, se han hecho los acuerdos. Con
esa misma confianza, quienes no han tenido posibilidades de
brindar dicho apoyo, lo han manifestado así. Con esa misma
confianza, ante esa respuesta, Culturalcingo siempre ha
contestado “gracias de todos modos”, pues estamos conscientes de
que no es una obligación, de que aun cuando la obligación le
confiere al Estado por ser la cultura un derecho constitucional
muchas veces sus partidas ya están destinadas a otras
actividades, y de que no todos de aquellos independientes pueden
apoyar y, sobre todo, de que hay quienes no están interesados en
este tipo de participación, unos porque no están de acuerdo en
que particulares trabajen en eso y no el Estado mismo, otros
porque la consideran un adorno inútil, caso, este último, en que
es mejor no incomodar a estas personas y, ya que ése es su
pensar, agradecer que nos brinden unos minutos de su tiempo para
escuchar nuestra petición. Y, claro, ha habido quien, en una
forma velada de negarse, ha afirmado que hará una aportación
pidiendo que se le telefonee después y, posteriormente, no
responde las llamadas, lo cual es comprensible aunque no
aceptable pues significa gastos y pérdida de tiempo. |
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A cambio de su aportación, a los
patrocinadores se les anuncia como tales, incluso a algunos se
les ha destinado un espacio en la página Tulancingo cultural, lo
que beneficia sus ventas y su imagen, por lo que en cierto modo
estos apoyos recibidos son retribuidos, de la misma forma que
importantes refresqueras invierten enormes cantidades en
anuncios en eventos masivos, anuncios que, incluso para un
político en funciones, son muy provechosos por muy prohibido que
esté el proselitismo en tales circunstancias. |
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Al final,
estas actividades
culturales se realizan en forma voluntaria, al final los apoyos
se piden de buena fe, al final se espera la misma actitud y, por
este motivo, no se desconfía de las palabras de los
patrocinadores pues se parte de la credibilidad para elegir a
quién solicitar un patrocinio y, aun cuando se intuya que no se
recibirá dicho apoyo, se mantiene la credibilidad hasta no
comprobar lo contrario. Se espera que el patrocinador potencial
tenga la misma actitud de buena voluntad y que, cuando ya afirmó
qué es lo que va a aportar, en cantidad o en especie, lo cumpla
y, en caso de que surgiere algún inconveniente que le impidiera
colaborar, lo haga saber en cuanto le sea posible pues la
promesa implica que los organizadores ya cuentan con dicha
aportación. |
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También siempre,
seguramente al igual que ustedes, escuché a mis padres decir “cumple todo lo
que digas, si no puedes hacerlo, dilo con tiempo”. Sí, es de
gente cabal y honesta, es de profesionales cumplir, y hablando
se entiende la gente, cuando alguien se ve imposibilitado a
cumplir, es comprensible y perfectamente aceptable. Pero,
revisando todos los hilos, queda un cabo suelto: papelito habla.
Si se presenta una solicitud especificando o no los
requerimientos, ¿es comprobante? sólo de que se solicitó, no de
que el patrocinador hará una aportación o si en efecto está de
acuerdo en llevarla a cabo. Si todo lo solicitado ha sido de
buena fe y basándose en la confianza de la capacidad de
cumplimiento de los patrocinadores, y éstos han respondido
oralmente, ¿ha sido justo y pertinente no solicitar que se
hiciera por escrito? Si los patrocinadores lo han considerado un
favor, una "molestia", una obra de caridad ¿es pertinente
solicitarles que pongan por escrito su compromiso?, es decir ¿es
pertinente provocarles más molestias? |
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Imaginemos por un momento que uno
de estos patrocinadores con el que hay una relación de
confianza, de muchos años de conocerse, habiendo hecho una
promesa de una aportación, decide retractarse sin poner sobre
aviso al solicitante
‒caso
frecuentísimo y entre gente de confianza, como decía un viejo
amigo de la adolescencia ¡hace unos treinta años! y no
precisamente Carmen Salinas, se da “hasta en las mejores
familias”
‒.
Imaginemos que el mismo patrocinador había hecho llegar al
promotor la información concerniente a los anuncios
correspondientes y, no obstante, se retracta
‒nada
inusual en nuestro país‒.
Imaginemos que el promotor ya tiene colocados los anuncios de
este patrocinador y que, incluso, éste ya tenía noticia de
dichos anuncios en panfletos y medios
‒muy
común‒.
¿Sería profesional que el mismo auspiciador, teniendo ya la
certeza de que no le será posible realizar la aportación,
omitiera comunicársela? Sin embargo, me voy más lejos, si para
muchos patrocinadores este tipo de aportaciones son favores o
"molestias" u obras de caridad a las que no están obligados,
parecería luego que es posible pasar por alto comunicar que no
se hará la aportación, lo que suscita la pregunta ¿eso mismo se
haría, entonces, a un minusválido o a un asilo de ancianos o a
un dispensario? |
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Y, en un caso así en particular,
¿sería procedente que, argumentando que se contaba con ese
patrocinio y que, de haber sabido lo contrario, se habría
solicitado a otras instancias, el promotor reclamara la promesa
al patrocinador potencial? Si, en respuesta, este último negara
haber hecho esa promesa ¿sería cabal? |
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Y ¿si se tratara de un mal entendido?
Procedería, entonces, una aclaración, lo que permitiría buscar
una solución que convenga a ambas partes, pero si, por lo
contrario, ¿el patrocinador sólo niega y se da a la tarea de
desprestigiar al promotor entre otros patrocinadores aduciendo
su falsedad? O ¿si el patrocinador no lo niega, paga ante el
reclamo después de tres meses y se da a la tarea de
desprestigiar al promotor aduciendo que nunca hubo un
compromiso? Uuuuugg, pues si se trata de “decir”, cualquiera
puede decir cualquier cosa a menos que haya un “papelito que
hable”, lamentablemente. |
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El problema se reduce únicamente
a comprobar apoyos económicos a actividades culturales ofrecidos
por los patrocinadores, esto reitera la necesidad no sólo de la
solicitud formal sino también de acuerdos por escrito y
firmados, y no porque desconfiemos de todos sino porque no
sabemos quién es ese alguien que va a fallar porque
sencillamente decide retractarse o porque simplemente hablamos
distinto unos y otros, porque damos sentidos diferentes a las
palabras o porque estamos pensando en otro enfoque de la
circunstancia, porque teniendo el mismo idioma las palabras y
las frases pueden dar diversas connotaciones, o porque estábamos
distraídos o teníamos prisa, en fin, los malos entendidos se dan
por mil y una razones, aun cuando conozcamos a la persona de
treinta años, como dice mi padre “no te fíes ni de tu propia
sombra”, realicemos acuerdos por escrito ya no por cobrar la
aportación prometida sino con el solo fin de evitar ser acusado
de falsedad. |
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Cristina de la Concha |
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Día de la Libertad de Expresión:
7 de junio ó 3 de mayo
Declaración Universal de Derechos Humanos
De
tolerar y tolerancia
Declaración de
Principios sobre la Tolerancia
16
de noviembre, día Internacional de la Tolerancia
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