25.Oct.2019
IRRENUNCIABLEMENTE
Te amo irrenunciablemente.
Imperiosamente, te amo.
Con toda la evidencia que hay frente al espejo.
Con la certidumbre de quién soy,
de dónde vengo y adónde voy.
Con la soledad y el néctar del silencio.
Con la generosidad del tiempo.
Con la urgencia de la luz.
Con la lluvia de los días y las noches.
Con el brillo de las estrellas.
Con la sabiduría del fuego.
Con la belleza de la flor.
Con la dulzura de la abeja.
Con las notas de todas las aves.
Con el verde de las frondas.
Con el rojo de las manzanas.
Con el dulzor de los frutos.
Con el alfabeto de la semilla.
Con los peces, las uvas, el vino y las espigas.
Con el maíz y el arroz de toda cena íntima.
Con la sed del agua transfigurada en el relámpago.
Con la pasión del trueno.
Con la luz de todas las auroras.
Con la voz de las olas y los arrecifes.
Con la eterna partitura de un suspiro.
Con la ebriedad de la mirada.
Con la utopía y la imaginación.
Con el corazón de la fantasía.
Con la magia del ideal.
Con la revolución de un sueño.
Con el júbilo, el asombro y el hallazgo.
Con la certeza matemática de toda potencia.
Con la certidumbre con que la muerte ama mi cuerpo…
Irrenunciablemente, te amo.
IRRENUNCIABLEMENTE
Te amo irrenunciablemente.
Imperiosamente, te amo.
Con toda la evidencia que hay frente al espejo.
Con la certidumbre de quién soy,
de dónde vengo y adónde voy.
Con la soledad y el néctar del silencio.
Con la generosidad del tiempo.
Con la urgencia de la luz.
Con la lluvia de los días y las noches.
Con el brillo de las estrellas.
Con la sabiduría del fuego.
Con la belleza de la flor.
Con la dulzura de la abeja.
Con las notas de todas las aves.
Con el verde de las frondas.
Con el rojo de las manzanas.
Con el dulzor de los frutos.
Con el alfabeto de la semilla.
Con los peces, las uvas, el vino y las espigas.
Con el maíz y el arroz de toda cena íntima.
Con la sed del agua transfigurada en el relámpago.
Con la pasión del trueno.
Con la luz de todas las auroras.
Con la voz de las olas y los arrecifes.
Con la eterna partitura de un suspiro.
Con la ebriedad de la mirada.
Con la utopía y la imaginación.
Con el corazón de la fantasía.
Con la magia del ideal.
Con la revolución de un sueño.
Con el júbilo, el asombro y el hallazgo.
Con la certeza matemática de toda potencia.
Con la certidumbre con que la muerte ama mi cuerpo…
Irrenunciablemente, te amo.
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