21.Dic.2020
TRATADO: ESTÉTICA DE LA VIRTUD Y LA BELLEZA
Cómo expresar a la flor,
la belleza que habita su fulgor en la corola.
La impresión estética de su virtud fragante y amorosa.
Acaso, la tesis doctoral de un genio
de la estética, o un tratado de belleza,
pudieran, en su sintaxis, culta y académica,
poder sustentar con irrebatibles argumentos,
ante la opulenta sencillez de tu realeza.
Tal vez, una aproximación certera,
pudiera verter, la abeja, el colibrí,
el fulgor de luna llena,
el lenguaje convincente del rocío,
la predicación teológica de la mantis religiosa.
Quizá, un racimo de emociones pudiera,
ante tanta evidencia, apenas, ofrecer, una respuesta,
sencilla y estentórea, como la mar,
o una catedral que frente a sí, reúne,
el fervor de las palomas.
Quizá, ni la razón más pura
y absoluta de las luminarias griegas,
ni la certeza de un teorema,
o la sabiduría de la lógica,
o la expresión algebraica
de la música y la danza,
pudieran explicar, la sencillez
que habita, inmarcesible,
tu voz de azahar y anémona.
Acaso, un manojo de suspiros y gardenias,
un poema, puedan, quizá, develar,
con la exactitud de un beso,
la dinastía de tus labios,
saber que sois sencilla y dulce,
como la mañana azul
de la estación sublime y nuestra.
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