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A C O R D A N Z A
Por
Tere Ponce de Vega
"Raquel
Díaz de León definió a Agustín Lara como “una persona aburrida”
“Sólo hablaba de él”
dijo la periodista en la presentación de su libro “Agustín Lara, Santos
Discépolo y Yo”.
Dos grandes de la
canción, Agustín Lara, mexicano, y Enrique Santos Discépolo, argentino,
ocuparon el corazón y la vida de la periodista nacida en Jalisco, Raquel
Díaz de León… De ambos fue musa; con ambos convivió. Agustín le dedicó
canciones tan sentidas como aquella que dice: “Si tienes un hondo penar/
piensa en mí./ Si tienes ganas de llorar. / piensa en mí./Ya ves que
venero/ tu imagen divina/ tu cálida boca/ que siendo tan niña/ enseñé a
besar”…Enrique Santos Discépolo le dedicó el tango “Canción
desesperada”, pero aunque no se lo haya dedicado, el tango del músico
argentino que más ama Raquel, es “Uno”: “Uno busca lleno de esperanzas/
el camino que los sueños/ prometieron a sus ansias…/Sabe que la lucha es
cruel y es mucha/, pero lucha y se desangra/ por la fe que lo empecina”…
De ambos habló en la presentación de su libro “Agustín Lara, Santos
Discépolo y Yo” efectuada hace unos días en la Biblioteca Mexicana de la
Fundación Miguel Alemán, que dirige el doctor Alejandro Carrillo Castro
y quien estuvo presente en este evento… Raquel escribió un libro
valiente y duro, sin concesiones, donde narra su vida llena de
experiencias amargas, pero también de la voluntad que la animaba para
rechazar el destino que las circunstancias le habían impuesto y
comenzar a ser la arquitecta de su propia vida… La luchadora social
María Angélica Luna Parra, la escritora y actriz Elda Peralta, el
periodista Mario de la Reguera y yo acompañamos a Raquel en el presidium…
Elda hizo un resumen de la vida de la periodista jaliciense, y comparó
sus traumáticas experiencias de vida iniciales con las tramas de las
novelas naturalistas del siglo XIX: Santa, de Federico Gamboa; Naná, de
Emile Zolá; La dama de las camelias, de Dumas; o Fortunata y Jacinta, de
Pérez Galdós… María Angélica Luna Parra, quien ha consagrado su vida a
la defensa de los Derechos de las Mujeres y de los Niños y que ha sido
promotora y coautora de leyes en contra de la violencia hacia las
mujeres, leyó pasajes terribles de la vida de Raquel, entonces una niña
de quince años, como el siguiente: “Un temblor de pánico me poseía por
las madrugadas cuando escuchaba los pasos de aquel hombre. Se acercaba
amenazando rasgar mi cara con un arma punzo-cortante si no le confesaba
quién antes que él me había “desfondado”…. Ahora, dijo María Angélica,
las leyes consideran un delito grave la violación, pero en el tiempo en
que Raquel la sufrió, no había leyes que ampararan a las mujeres ni a
las niñas contra el maltrato, la trata y la esclavitud que significa la
prostitución…Y aún, continuó María Angélica, en este momento en que
Raquel denuncia las humillaciones padecidas, miles de niñas y de mujeres
están sufriendo en nuestro país y en el mundo la misma violencia física
y sexual”… Ante un público muy interesado en la condición femenina, pues
se encontraban presentes funcionarias del Instituto de la Mujer,
miembros del patronato de Fortaleza, -la organización universitaria que
sostiene una casa refugio para acoger a las mujeres víctimas de la
violencia en sus tres modalidades: física, sexual y psicológica-; la
legendaria Sara Lovera, fundadora de CIMAC; así como Yoloxóchitl Casas,
cuyo talento periodístico la ha llevado a luchar siempre por la causa de
las mujeres, Lupita Appendini, otra de las grandes periodistas
mexicanas, integrante del ya mítico grupo “20 Mujeres y un hombre”, así
como la cineasta y maestra universitaria Marcela Fernández Violante, las
feministas Margarita Ponce, Mercedes Villegas de Pesqueira y Luz Cecilia
García Bringas, por citar sólo algunas, María Angélica se dolió del
retroceso, en muchos estados de la República, de las legislaciones a
favor de las mujeres, echando abajo las conquistas que en materia de
salud reproductiva se habían logrado, como es el caso de la
despenalización del aborto por causa de la violación… Por su parte,
Mario de la Reguera , como el excelente periodista que es, hizo hablar a
Raquel sobre sus amores, y fue cuando, al preguntarle sobre Agustín
Lara, Raquel respondió con la franqueza que la caracteriza, que lo
“admiraba como compositor”, pero que a causa de su egocentrismo y
vanidad “era muy aburrido”, aunque le tiene agradecimiento por haberla
sacado de la casa de citas donde el malvado que la prostituyó la llevó a
“trabajar”. En cambio todo lo de Discépolo la fascinó, incluso se
permitió Raquel enamorarse de él perdidamente y tener un hijo. Por
cierto, Enrique Discépolo Díaz de León se encontraba entre la
concurrencia apoyando a su madre y las emotivas palabras de ella hacia
su padre, lo conmovieron muchísimo, pues Raquel expresó: “Discépolo era
un hombre real y yo una mujer real que le habían dado tantos golpes que
le era muy difícil creer en el amor, sólo una persona como él podía
hacerme creer. Pero murió dejándome un hijo de cuatro años a quien le he
dado todo mi amor.”… En su libro Raquel cuenta que ingresó al periodismo
gracias al poeta y periodista Renato Leduc… “Habrá que rescatar la casa
de Renato, de las calles de Antonio Caso, y hacer allí un museo del
periodismo mexicano, que lleve su nombre. Eso le debo a Renato, y
todavía me falta cumplírselo,” me comentó la autora de “Agustín Lara,
Santos Discépolo y Yo”, quien declaró tener ochenta y tres años de edad…
Con un vino de honor y firma de libros terminó esta velada en la que
anotamos la presencia del Embajador don Miguel de Albornoz y su hija, la
poeta Alicia Albornoz de Salazar; el Ing. Ignacio Holz y su deslumbrante
Beatriz Mendívil; el Lic. José Luis Porras y su esposa Maru; Aurora
Elena López de González; don Fernando Castro y Castro y señora; la
maestra Sandra Maldonado Baur de Rivero Borrell, el actor, escritor y
comunicólogo Salvador Hurtado Ponce y su guapa esposa Patricia
Castañeda; los doctores en medicina: Guillermo Cervantes y Ana Cecilia
Polanco; Bernardo Vega, Aurea Carrillo Castro, el industrial Carlos
Robles Tenorio; Eva María Peralta; la escritora Guadalupe Vázquez Gómez,
el licenciado Eduardo Piedra, a quien la autora dedica su libro; el
actor Xavier Loyá, sobrino de Agustín Lara y muchos más quienes
brindaron por el éxito de Raquel Díaz de León en esta nueva aventura
escritural.
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