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8.06.09 |
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"Por el bien y el orden" |
el tulancinguense |
Santo el Enmascarado de Plata |
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por Cristina de la Concha |
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Los personajes dotados de algún rasgo fuera de lo
común, sea heroico, generoso, malvado o simplemente
ejemplar, negativo o positivo, en la literatura, el
cine, incluso en los empaques de productos
alimenticios u otros, tienen la facultad de
provocarnos, de hecho muchos de ellos se crean por
esa razón, con el fin de incrementar ventas, pero
invariablemente todos los personajes, creados o no
con ese propósito, provocan algo en nosotros que de
una u otra forma nos hacen rechazarlos o
identificarnos con ellos por lo que representan para
nosotros, deseos, frustraciones, ideales,
esperanzas, la maldad que rechazamos o la bondad que
esperamos. |
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Exposición
“El Santo Leyenda de Plata” Biblioteca Vasconcelos
hasta el 23 de Agosto
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Santo el Enmascarado de Plata, quizás el
tulancinguense más querido pues en la mayoría de sus
coterráneos no sólo hay un orgullo por saberlo
originario de su tierra, sino también un cariño, es
uno de estos personajes que provocan identificación
y es considerable el número que tiene una veneración
por el héroe, el hombre como el que quisiera ser,
como el “supermán” que admiramos todos en la
infancia, y, más allá, es quizás la devoción a este
“santo” una súplica interior de que lo rescate de la
injusticia. Indudablemente, es el personaje que ha
despertado una identificación con el hombre
justiciero en este México de atropello social,
pobreza infinita y creciente índice de
corrupción,
criminalidad
y delincuencia.
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El
luchador y los niños, en Guatemala
Foto:
Estudio M. Miguel, ca. 1958
(La Jornada, 5.02.09)
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Pero esto ocurre cuando Santo el Enmascarado de
Plata se vuelve el salvador, es decir, cuando sube a
la pantalla. Es, entonces, que llega a toda la
población mexicana quien deja de verlo únicamente
como el deportista de lucha libre, es el momento en
que el cuadrilátero deja de ser el lugar de
excitación,
reflejos y adrenalina en un escarceo de cuerpos, de
pieles que se aglutinan, de maromas, ganchos y
acrobacias para pasar a ser la batalla por la razón,
por la rectitud, por “el bien y el orden” –frase
común que rige celuloides e historietas fantásticas–
y por “el bien de la humanidad” pues no se queda en
el país, se aventura por todos los seres del globo
terráqueo. Es, entonces, que Santo el Enmascarado de
Plata comienza a resonar en las mentes como el
protector, lo que mueve a pensar que este aspecto de
la personalidad que adquiere en su carrera es lo que
lo hace pasar a la historia. |
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■ “Que
me critiquen, no estoy haciendo cine de arte”, decía
Rodolfo Guzmán Huerta
por
Juan Manuel Vázquez
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Celuloides en que profanadores, mujeres
vampiro, zombies, extraterrestres, momias y maldiciones representan
nuestros miedos, nuestros lastres, nuestros verdugos la pobreza, el
engaño, la estafa, el abuso. La lucha libre de El Santo en contra de
estos monstruos gana una razón de ser: combatir el mal y esto, en el
imaginario colectivo, desvanece la incivilidad que implica para muchos
un deporte que en realidad es sólo para una minoría, la que gusta del
espectáculo de agresión física. |
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■ Horas antes de que el
Che entrara a La Habana, en 1959, el
luchador caía en esa ciudad en garras de un
científico loco
■ Su éxito es por
buscar otros iconos para identificar a la patria:
Itala Schmelz
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Sus películas se han convertido en cine
de culto a pesar de la baja calidad de manufactura e histrionismo, y, al
final, hoy día sucede algo insólito, esas carencias pueden no percibirse
como tales al transcurrir cada cinta sino como parte de la trama, de la
ambientación que parecen –ahora– pretender mostrar a la audiencia,
¿suerte? ¿mera casualidad? Sigue atrayendo, su público es capaz de ver
incontable cantidad de veces esos escenarios de la lucha en contra del
mal en combate físico, lo cual, no obstante la ordinariez que para
muchos significa, es representado con decoro en medio de expresiones
fantásticas de maldad, con un lenguaje escogido sin el vocabulario que
se pensaría es el que predomina en ese ámbito, con una forma amable en
que se dirigen unos a otros, guardando siempre una distancia, lo que es
quizás lo que lo hace surrealista –¿es entonces allí donde yace su
atracción?–, sin la violencia de la sangre que se dispara en chorros de
las películas de la actualidad, lo que no era posible en esa época no
sólo por no existir entonces los recursos cinematográficos sino tampoco
la capacidad de solvencia que los cubriera por parte de sus productores,
pero si hacemos el ejercicio de extrapolar sus películas y ponerlas con
todo ese despliegue extra realista de estos tiempos, las veríamos perder
su encanto, “El Santo” no sería “El Santo”. |
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Pero, además,
un misterio permanece más allá del final de cada película con el
personaje que conserva su máscara haciendo al héroe trascender hasta
convertirlo en leyenda, extrayéndolo del ring, de las portadas de su
historieta y de la pantalla a la vida diaria, cada uno de los
vocablos del
Santo el
Enmascarado de Plata parece emitir
su brillo propio
con el embozo que el deportista, el histrión no retira de su rostro,
invistiendo a su persona, al hombre, al padre de familia y esposo, al
actor y al luchador, con el misticismo, el karma, el aura, la “santidad”
de “El Enmascarado de Plata” haciendo al inconsciente concebirlo –en ese
persistente afán de búsqueda del ideal– como un ser extraordinario, y
aun cuando estas frases escandalizan a aquellos menos fanáticos, a
aquellos indiferentes del fenómeno y a intelectuales, el carisma y lo
que provocó a los mexicanos y ha provocado en Europa y otras regiones
del mundo es innegable. |
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Blogspot de El
Santo:
Santo de mi devoción
http://elsantodemidevocion.blogspot.com/
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