Por: Rose Lee Goldberg
Del libro “PERFORMANCE”:
El performance (1909-2002) ha sido recientemente
aceptado como un medio de expresión artística y
realmente lo es.
La historia del mismo, como la del teatro sólo
puede construirse a partir de fotos, textos y guiones
que hablan acerca de actos artísticos que fueron vistos
y oídos y deben ser reconstruidos dentro de la
imaginación.
Afortunadamente, desde los Constructivistas Rusos y los
Futuristas Italianos, y hasta el presente existe un
amplio material de varias fuentes históricas (foto,
cine, literatura, vídeo, y archivos digitales) logrando
así una remembranza comprensiva del proceso del
performance que es posible y necesaria.
Al descubrir esta historia oculta, surgen
dos
puntos importantes: primero,
esos artistas realizaron actos con un significado
expuesto en sus ideas involucrando rituales tribales
o
pasión medieval, los “experimentos” de Leonardo Da Vinci
en “el niño de oro” sorprendieron a la audiencia de su
tiempo.
Bernini montó espectáculos como la “Inundación
del Tíber”,
o en
la
“Soirée”. El llamado pintor primitivo Henry Rousseau en
su estudio de Montmartre, cuyos eventos siempre formaron
un perfil de la historia de un arte que
deliberadamente se ha olvidado.
La extensión y riqueza de su historia hace la cuestión
de olvido una razón aun más seductora.
Los artistas
no meramente utilizan el performance como un medio para
atraer publicidad al aparentemente bohemio y riesgoso
estilo de vida salvaje.
Así,
el performance ha sido considerado como un modo de
llevar a cabo diversas ideas formales y conceptuales en
que la realización del artista está
basada,
viviendo
así
expresiones que constantemente han sido usadas como arma
contra los convenios del arte establecido (por el
sistema social).
Más aún en la historia de la vanguardia, significa que
esos artistas van a la cabeza en el campo creativo y
mantienen así a cada generación.
El performance en el siglo veinte ha estado al frente de
cada actividad vanguardista.
Sin embargo,
la realidad de lo que se escribe ahora acerca del
trabajo de los Constructivistas, Futuristas, Dadaístas o
Surrealistas, sigue consternando a la sociedad hasta
nuestros días.
Los objetivos alcanzados por cada generación de
artistas, de una forma más
constante, en el caso de los movimientos que intentan
resolver las problemáticas de la vida performancera,
aun cuando se estancaron entre los años 20, 30,
descubriendo así el desarrollo de cada uno de sus
miembros (poetas, artistas de cabaret o performanceros)
quienes crearon objetos de arte
dadaísta
por sí
mismo al exhibirse, seducen a los expresionistas
alemanes a convertirse en agitadores poetas-escritores y
más aún después al ver las pinturas surrealistas de
Salvador Dalí y los actos de André Bretón.
Los manifiestos del performance desde los
futuristas
hasta hoy, continúan escandalizando a las audiencias de
todo el mundo.
La razón base del performance ha sido siempre anárquica.
Más aún
ésta
es una verdadera naturaleza desafiando así cualquier
definición fácil en torno a los artistas de un arte hoy
vivo.
Cualquier definición estricta puede inmediatamente negar
la posibilidad de decir lo que el performance es en sí
mismo que hace referencia a disciplinas tan variadas
como la literatura, teatro, drama, música, arquitectura,
poesía, cine, fantasía, combinándolas de cualquier
manera.
Ninguna otra disciplina artística de expresión tiene un
margen teórico tan amplio, cada performer hace su propia
definición de un proceso que cambia con cada
presentación convirtiendo así su propia experiencia
realizada en una visión utópica del arte.