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Hay quienes
trabajan sin tregua en pos de fortuna y poder, hay quienes
estudian buscando saberes que les lleven a una vida mejor, hay
quienes transcurren apenas latiendo y se dejen llevar por los
acontecimientos, sin mayores complicaciones, y son felices cada
uno a su manera, o igualmente frustrados por no llegar a nada
concreto.
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Unos más, como María Cristina y la cauda luminosa que
hace constelación, también se desvelan por la inevitable
exigencia del vivir, pero dejan sus mejores momentos a la
recreación del espíritu y entregan, puntualmente, regalos
incomparables de talento, agudeza, calidez, comprensión,
crítica, formas de ver las cosas desde puntos impensables para
el resto de los mortales, ajenos a ese crisol de los artistas
que van haciendo de la página Tulancingo Cultural, un
lugar de valía e interés insustituible.
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María Cristina
batalla en varios frentes al mismo tiempo, a manera de amazona
imbatible, pues además del sustento, enfrenta la incomprensión
devenida desde el poder pasajero, y tal vez por eso el peor,
controlador y condicionando todo apoyo si no es bajo sus
estrictas razones particulares y de lucimiento personal, así
como la mezquindad de los que tienen control sobre presupuestos
oficiales para la difusión cultural, que los consideran cotos
para su provecho únicamente, ignorando, acallando, despreciando
todo aquello que tenga luz y valores propios.
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Tulancingo Cultural,
siendo tan regional, gracias a su apertura al mundo, ahora
encontramos en su privilegiado espacio, voces e intereses de
toda Suramérica, donde es apreciada en su justo mérito y
se le corresponde a la creadora, con amistad y colaboraciones
efectivas, según disfrutamos los que nos asomamos al centellante
espacio cibernético.
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Los patrocinadores, que también de pan se vive, respaldan a
De la Concha por amistad y, qué duda cabe, porque el
participar en la página como anunciantes, les atrae clientela y
al mismo tiempo difunden su mejor imagen entre un público
multicolor, que va más allá de la comarca, razón y pasión de
los perseverantes enamorados de Tulancingo y sus mejores
causas.
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¡Felicidades María Cristina!
que
los siguientes aniversarios lleguen, uno por uno, hasta sumar
mil.
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