|  | 
		 
		Lorenzo 
		Arroyo 
		
				
				ITEMS 
                
                    Notaría Núm. 5 
        
        
                    
                    Grupo Educativo Virtud y Ciencia Centro 
		Universitario del Oriente de Hidalgo ______ 
          
    						
							
							Colegio Pedro de Gante  
		
                            ______ 
		 
		  
                    
					     
		 
		  
		  
        			 
		  
                         
		 
		 
		  
		 
		 
                              
                             
		  
		  
		                  
	
        
		Presencia del Cono Sur en 
		Hidalgo 
	- 
            		
					
					ELET07: ESCRITORES 
		INVITADOS 
	- 
	
                    
				Información 
	para los participantes 
	- 
				
                    
                    Programa - 
		
	
				
				
				Carta de repudio 
				de la poeta Celina Garay contra autoridades argentinas
		- 
					 
					
	
        
		Poniatowska, 
          
        
        
		Premio Rómulo Gallegos 2007 de Venezuela                         |  |  |  | 
		
		            De espaldas y sentada es el primer recuerdo que guardo de 
		Cristina de la Concha, es decir, su larga cabellera ocupa parte de mi 
		memoria. Luego, su voz documental en la lectura nocturna de Pulque 
		para dos en Calingasta. Luego, su risa estentórea. Luego, que le 
		conté sobre un amigo mexicano que había quemado el hervidor eléctrico de 
		mi casa poniéndolo en los quemadores del gas, sin ni siquiera estar 
		pachecos. Luego, su risa estentórea. Y que me gustaba oírla, porque sus 
		relatos me ponían exactamente en frente de lo que describía.    
		3. 
		Imparable, 
		el tiempo arrastró la rutina de los meses y apuntó hacia octubre. Era 
		hora de decidirse. Qué terrible y ociosa ucronía imaginarme sin el viaje 
		a México. Todo aquello que pasó como en una secuencia de abrazos y 
		carreteras. Además, lo que viene sucediendo hace un tiempo es cierta 
		emergencia de mi americalatinidad, si cabe tal expresión. Entonces, 
		haberme pasado unos días en territorio mesoamericano, absorbiendo 
		palabras, historias, conductas, paisajes, sincroniza bien con esa 
		prematura (y tardía) consciencia. En este sentido, querría una sola 
		pregunta, una pregunta que aúne en su interrogación, historia y creación 
		individual, política y subjetividad, libertad y realidad, una pregunta 
		que inquiera sobre los modos de traducción de esa consciencia, o bien 
		una pregunta insidiosa dirigida a la duda, a la anarquía, creando, por 
		reacción, el diálogo.   
		4. 
		Hubo dos 
		personas que me figuré como la quintaesencia del mexicano, Félix Pacheco 
		y Pterocles Arenarius. Félix nos esperaba en el aeropuerto, hoja, café y 
		cigarrillo en mano. Con una amabilidad comparable a nuestra propia 
		necesidad de ubicación, nos regaló en seguida sus “Pre Textos Poéticos”. 
		Pterocles se me apareció en la cafetería de uno de los colegios 
		visitados, plantado en su humanidad distinguida con los atuendos de un 
		cristo hippie, timbre mexicano de exportación y una mirada que se 
		acoplaba a su sonrisa, haciendo destellar su rostro. De fisonomías y 
		creatividad literaria parecidas, refrendaron mi imagen latente del otro, 
		en este caso, un lozano dibujo de la amabilidad y el ingenio mexicanos. 
		Por supuesto, una vez en medio del paisaje humano en la ciudad de 
		Tulancingo, percibí los matices y tonalidades de una cultura diversa. 
		
		            Entonces, mientras recuerdo-escribo (¿existirá en algún 
		idioma conocido un vocablo que sintetice ambas expresiones?), pienso en 
		Elvira Mora, en su generosa movilidad y camaleónicos atuendos, en la 
		seguridad de voz y catadura de Encarnación Ríos, en la incierta 
		identidad del humor asiático de Teresa Irazaba, en la transmutación de 
		los males en la poesia de Antonia Cuevas y Ana Maria Vásquez, en la 
		donosa compañía y agudas palabras de Mónica Suárez, en Patricia Castillo 
		reconcentrada en la alteridad de la lectura, en la sensualidad crítica 
		de Miriam Perales, en la claridad política de Marisol Briones, en el 
		ingenio subversivo de Queta, en la hospitalidad dialogante de Montserrat 
		Barragán, en la elegante maestría de Nora Lechuga, pienso en detalles 
		que mi memoria necesariamente olvidará, pues ella gusta de la casualidad 
		del reencuentro. 
		  
		5. 
		Por animal 
		literario entiendo no al que tiene contacto nulo con la realidad, sino 
		aquel que reconoce instintivamente la fábula en el mundo. Ese fabulador 
		estado de subversión de la realidad fue el que advertí en Luis Ovidio 
		Ríos, animal lecto-escritor que ha emprendido la tarea de dar y recibir 
		de la literatura el alimento primordial. El ciclo extratextual de su 
		novela inédita “Sabio delito”, especulo, se cerró de alguna manera con 
		este encuentro en Tulancingo, su pueblo natal. Fumador corriente de 
		cigarrillos “Delicados”, me enseñó la lección de la materia. La materia 
		es el mundo de todos los días, aquel que percibimos en el olor que la 
		ciudad ofrece en una de sus esquinas. La materia es la consciencia de 
		que somos en ella su parte favorita, y a quien, por tanto, podemos 
		emplear a nuestro favor si somos capaces, hasta que pite la hora de su 
		cena definitiva. La materia es papel moneda convertido en las hojas de 
		SIC que alguien revisa con fruición, leyendo en ellas un poema de amor o 
		de espanto. La materia es poseer el mismo instinto del enemigo, pero 
		infinitamente más noble. Ovidio fue nuestro Virgilio por el infernal 
		subte y sus alrededores. “Los indios, me dijo, eran sabios, no 
		encarcelaban al culpable de asesinato, sino que lo hacían trabajar por 
		su familia y por la de su victima”. Este cuate uno + de los veintitantos 
		millones en su depto piensa: hay que tomar el toro por las astas, 
		este cabrón aterriza en helicóptero, yo, no-yo, sino mis compañeros por 
		ahí regados, el viejo trueque tú me das yo te doy, astas-aspas de toro y 
		de helicóptero, en medio del juego otro número que irá en serio. 
		  
		6. 
		Las 
		estampitas que junta mi memoria son láminas de un álbum familiar, una 
		colección de fragmentos que buscan como hijos extraviados una cronología 
		padre. En una de estas láminas se ve a Octavio Peñalosa levantando la 
		mano para ofrecer su opinión, y en otra a Reynaldo Carvallido barajando 
		papeles que luego cumpliríamos; una lámina sonora hace oír la calidez 
		vocal y humana de Javier Malagón; otra, me muestra abandonado al 
		interior de un cuento de José Romero, y otra, escuchándole a Ulises 
		Paniagua una notable metaficción sobre El Cuento; una lámina doble, 
		especial porque retrata a dos amigos que son mis hermanos, me ofrece el 
		humor y la actitud creadora de Daniel Wence y Manuel Noctis; otra lámina 
		gemela, exhibe la excelente dramaturgia de Ricardo Pérez Quitt y el 
		poder re-creador de los poemas de Moisés Ramos; distintas láminas 
		conforman una imagen del poeta tabasqueño Lorenzo Morales, próximo como 
		un espíritu guía, grato como la sombra en la canícula; algunas láminas 
		hacen que recuerde la poesía integral de Jorge García, rica en 
		referencias y recursos; y otras, muchas otras, retienen voces y 
		fisonomías diversas, más o menos difusas, comprendidas en una memoria 
		provista también de olvido, que es su verdadera gracia. 
		  
		7.
		 
		Ha sido un 
		significativo acierto la expresión acuñada por Cristina de la Concha, 
		conosureños. Declinación que humaniza la referencia geográfica del 
		término, aludiendo a un grupo de escritores y artistas que recorrieron 
		el Estado de Hidalgo (esto de los “Estados” me quedó como una intuición 
		de la diferencia, pensaba “se viven distintos estados dependiendo 
		en cual estemos”, oía Oaxaca, Michoacán, y eran palabras 
		que pronunciaban un estado). Durante dos semanas nos pusimos en 
		contacto con la comunidad de estudiantes, tanto de nivel escolar como 
		universitario, y en general con todas las personas que se acercaron a 
		las actividades del “Cono Sur en Hidalgo”. Fuimos los conosureños 
		moviéndonos por el Estado hidalgüense, en estado de laboriosidad 
		y de recepción. Además, conocimos lugares de una belleza insondable, 
		como el pueblo de Metztitlán o el circuito de lagunas cuyo nombre no 
		retengo (aquí vi surcar una garza la superficie de las aguas, 
		contemplación cercana a un estado de solitaria unión con el 
		todo). “¿En qué se inspiran?”, nos preguntaban habitualmente. Muchos 
		compartieron sus poemas e historias con nosotros, salían a leer, nos 
		regalaban sus papeles. Una joven de Acaxochitlán, Berenice Perea, me 
		enseñó lo que son las calaveritas, compuso una para mí, y con ella me 
		despido:                                  
		  
		
		Ya llegaron los escritores y poetas 
		latinoamericanos 
		
		Qué suerte!¡ 
		
		Traen poemas e historias…pero ay 
		dios, que no se los lleve la muerte. 
		
		  
		
		Vienen de Argentina, Buenos Aires, 
		Chile, Valdivia 
		
		Todo Acaxochitlán rezaremos para que 
		dios les dé más vida. 
		
		  
		
		Dicen que se van impactados, yo creo 
		más 
		
		bien se los quiere llevar la calaca 
		huesuda 
		
		a todos bien abrazados. 
		
		  
		
		A Rodrigo por su carisma e 
		inspiración 
		
		La catrina se lo quiere llevar a su 
		panteón 
		
		Pero yo no la dejaré, porque yo aquí 
		comida le daré 
		
		Así como dice el refrán 
		
		¡de “escritores” y tragones están 
		llenos los panteones! 
		  
		  
		Rodrigo 
		Landaeta, Valdivia-Chile, Noviembre 2007.    |  |