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Cristina de la Concha aquí con un clic
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5 de septiembre, 2015
De mitos IV
Cristina
de la Concha
Vaya, qué pecado tan grande se habrá cometido que la violencia
no para, la delincuencia galopante arremete, parece contagiar a muchos,
otros se contagian de cinismo, de libertad como selvática, pensando quizás
“si los otros lo hacen, por qué yo no”, la amenaza se convierte en lo más
recurrente y lo civilatorio parece irse al olvido, ¿guerra? Noooo, no la
habrá, aunque sea lo que más deseen para marcar poderes y sometimiento
absoluto
–la enfermedad del ego–.
La
paz sea entre nosotros, entre la gente de buena voluntad que todavía hay en
este país y es mucha
–estoy segura de que somos más de 100 millones que la
deseamos–. Pero esta mala suerte de dónde, cuánto mal
se cometió antes que
ahora se debe pagar, ¿la indolencia, el hedonismo, el “viva la vida”, el
daño a la Madre Tierra, el individualismo, la brujería que se practica en
todos los ámbitos
–que mucha gente niega pero
practica–?
El
karma que no es castigo, que no es venganza... sino la proyección de lo que
se hace, de lo que se hizo...
El karma que, como un boumerang, se
lanza y es inevitable, va a suceder pase lo que pase...
¿Se puede cambiar? Muchos creen que sí
cambiando de vida, cambiando de rumbo. Se puede cambiar de rumbo pero no de
karma. Se dice que la única forma es el perdón, pero ¿cómo pedir perdón de
una vida a otra? quizás imaginando lo que posiblemente se hizo en la otra
vida de acuerdo con lo que se está viviendo y pedir perdón de eso. Por
ejemplo, una mujer se quejaba de que le había ido muy mal con los hombres,
todos la tratan tan mal que dedujo que ella había tratado muy mal a los
hombres en una vida anterior, otra deducción que escuché por allí es que en otra vida
esta fémina fue un hombre que trató
muy mal a las mujeres, así que su vida siguiente cambió de género y padeció su karma
de maltrato. Otros sufren enfermedades, accidentes, pérdidas de dinero, uuf,
asesinatos, desastres ecológicos, un sinfín de males. ¿Cómo determinarlo?
Difícil. Encontré que las enfermedades mentales son producidas porque en la
vida anterior se molestaba a otros, enfermedades físicas son por maltrato
físico a otras personas, por dar veneno o medicinas mal administradas;
tristeza o depresión por haber humillado y sometido a otros. Es difícil pero
es posible deducirlo. Lo que no es posible es saber a quién, dónde o cómo,
lo cual no tiene importancia porque el karma tendrá lugar pase lo que pase.
De acuerdo con la teoría, el karma sucede sin mirar sobre quién se dan las
cosas, es decir que si una persona roba, en la vida siguiente, esta persona vivirá pobreza, no necesariamente robo, o pérdidas económicas sin ser
víctima exactamente de alguien sino ser ocasionado por la misma economía de
su lugar de origen o del
mundo. Esto es que el karma no es venganza ni castigo por parte de la
víctima de la vida anterior, las víctimas no saben, las víctimas estarán
viviendo su propia vida con sus propios karmas y sus dharmas. El karma no
desaparece si desaparece la víctima. Es como una cadena y cada uno se va
enlazando según sus vidas anteriores. Sería muy raro encontrar quien
relatara sus karmas aunque cuentan que en la India, ha habido casos, y sabría de otros, tal vez, si uno se dedicara a esos temas. Hoy día se habla
de la hipnosis para ir a vidas atrás y saber quiénes fuimos, aunque esta
práctica ha
despertado muchas dudas.
Lo que es
muy cierto es que, desde pequeños, nos enseñan “no hagas mal a otros”, en
todas las religiones
–por algo nos lo enseñan–, y quizás debamos basarnos en
eso, o en los pecados capitales, pueden ser una guía: gula, lujuria,
codicia, envidia, pereza, soberbia e ira, y pedir perdón de todo en lo que
hayamos incurrido –una hazaña–. Queda
claro también considerar el móvil del karma, por qué se le hace daño a otro, de eso pedir perdón y
enmendarlo en lo posible porque no tiene sentido pedir perdón de algo que se
seguirá cometiendo. Esto sucede de manera natural pidiendo perdón con
convicción verdadera, profunda, con arrepentimiento real, perdonándose a uno
mismo el haberlo cometido, comprender de uno mismo sus debilidades y
aceptarlas, comprender que se tuvieron las debilidades que hicieron que se
cometiera ese error o delito o "pecado" porque se es humano y, por lo tanto,
imperfecto, como tal no está exento de equivocarse en pensamiento, palabra y
obra, no está exento de las tentaciones, de las pasiones del alma, les decía
Descartes, ni de la soberbia ni de la avaricia ni de la vanidad ni del miedo
ni de la ira ni de la lujuria o la pereza o la gula para no dejarse llevar
por ellas, ni está exento de dejarse llevar por otros
–la moda, la vida, el
jefe, los amigos, la educación–, comprender que siempre se está expuesto
porque ésa es nuestra naturaleza. Y amarse a uno mismo lo suficiente para perdonarse el haberlo
cometido.
Se sobreentendería que si se trata de lo hecho en otra vida, lo cual uno
desconoce, entonces, se asumiría como si se hubiera vivido, meterse en los
propios zapatos de quien supondríamos es o fue la víctima
–ay, suena
complicado–. Aunque lo importante es perdonarse a uno mismo para lograr
pedir perdón a quien sea, para lograr una conciencia plena, una convicción
real. El perdón, de ida y vuelta
–pedirlo y darlo–, es un bálsamo, es la
mejor de las medicinas, así que no sólo por evitar un karma debemos
practicarlo, es como el Dalai Lama ha dicho y no me canso de repetir: si no
perdonas por amor, perdona por egoísmo. Y, ya en esta vida
–añado–, no es
necesario hablar con la persona a quien se agredió, sino con sólo sentirlo,
vivirlo, basta para beneficiarse de su sanación, ... o quizás en esta vida
para no dejar ese karma a la siguiente...
La dificultad continúa porque
el grandísimo ego, dotado de
infinitas facultades para mentir y hacer creer lo que no es, hacer
sentir que se posee el derecho “divino” de castigar a los otros, no permite ver la
realidad.
¿Son los desastres ecológicos? tanta basura,
tanto plástico, tanto negocio... algo debemos buscar remediar.
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