13.Abril.18
Cristina de la Concha
.poema
en lazada y masa.
Fueron los vínculos
manganas que lanzaban
los cuatreros descorazonados
no fue otra cosa, no
lo que el viaje
a lontananza vislumbrara
para terminar
lo que tanta herida
porque tanta gente conocía
y tanta vida tenía
tanta gente al pasar
saludaba en sus calles
provincianas
y con tantos conversaba
porque amaba conversar
en las banquetas detenerse
un “adiós” aquí
un “hola” allá y “hasta pronto”
“todo mundo conoce a esta mujer”
decían,
las familias de las familias
las amistades de la familia
los amigos de los amigos
-“¡aish, habla con todos!”
mascullaban las envidias-
que vínculos aojados
creyeron no les faltaría
para, al fin, de su posesión
para sus ritos, hacerla
y ellos ellos los que ataques
rindieron
muchos números
fueron
logró la ella ella
vencer a los primeros
que tiros por la espalda
le lanzaron,
los de la cofradía maldita
que poseedores se pensaban,
y allí concluiría, creyó,
el vaticinio erró,
sus huestes por docenas,
la legión de la región
se apostó a disparo
sin paro
y sobre ellos victoria tuvo
pero muchos más
que en ocasiones rebasaron
las centenas
y en jornadas sin tregua
un golpe por día, unos,
otros, siete contó ella,
por meses,
los duros, veinte contó ella
de esos aquellos muchos
con gusto consintieron
otros tantos obligados
pero muchos reacios
y muchos displicentes,
a la humillación en trago
aceptar fue su sino
muchos que negaronse
a riendas impuestas
bozales de castigo
y collares corredizos
se dispusieron a lazarla
por evadir letal destino
los obligaron a odiarla
y malquererla
a escupirle y males
poner en su efigie
a reclamarle inocuas
idas o vistas
o sentadas o parladas
y a cada lazada
aun por la pura conocencia
vahos penetraron
de venenos y machetes
porque jamás imaginó ella
que hechicería en maldad
así sus funciones bajo el telón
ni jamás ocurriósele
que inocentes incidentes
pudieran trabarse aojados
y vióse a sí misma
a discernimiento cabal
entendiendo y orando
y a cada amistad,
a cada vecino y pariente
a cada compañero
a cada colaborador
a cada secretaria y tendero
que en sustraerse falló
de collares lacerantes
ella ella con su luz
separó y su cuerda cortó
a cada retrato
a cada palabra
a cada escena
a cada canción
su luz vertió
a cada saludo
a cada sonrisa
a cada aliento
y repasó su vida
de tantos y tantos conocidos
la vida de tantos minutos
entera
de tanta y tantas escenas
el desayuno bajo el brazo,
la mochila en hombros,
tintas entre los dedos,
miradas, sorbos de café
gestos y ventanas abiertas
cortinas cerradas y bisagras
los escalones de un plantel
las pisadas en otro,
estudios,
tareas, fiestas,
velos y carteras,
de cotidianeidad
de sus diarios ires y venires
Amor y perdón extendió
en todas y cada una
y en los ínfimos detalles
y perdón en ceremonia de luz pidió
y perdón dio
a todos y cada uno
de sus personajes
pero a cada lazada
llegó una herida
pues la ella ella
de las alevosas estrategias
no sabía
y mangana ninguna
previó
pero a cada una aprendizaje
tuvo
mas rodeada estaba,
el cerco se fue cerrando
porque aquellos eran cuántos
y el temor de los vecinos,
resistentes por largos meses,
la urgió
porque el poder de aquellos
público era
y a ésos no escatimaron
amedrento tampoco
quizás, cavilaba la ella ella,
con dinero desplazar
habría podido
esos nudos y cintillos
y permanecer,
pero bien se habían afanado
aquellos en bloquear
los medios para el bolsillo
proveer
ya no había rumbo
más que alas blandir
y con una ella
dos pisos arriba
lloró su partida
una noche de
esa primavera
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