18.Agosto.17
por
Cristina de la Concha
Poema del río ii
Él habló de
nuevo
en su clara
presencia
Y al cabo de la
insistencia
se dispuso a las
teclas
cuando la nube
blanca
en azul turbio
de negrura
obsecada
cayó sobre ella
y él con ella
él la atacaba y
envolvía
en esa nube
sucia de añil
Y la luz se hizo
en aquella ella
porque la luz
era con ella
y sacudió el mal
se sacudió de él
ella
y de los males
con él,
y corrió a
avisar
a sus amigos
de ese asalto
sufrido
“¡él está con
ellos, lo atraparon!
¡cuidado!”
Ese saber de él
se detuvo
y con tristeza
resintió
ataque con
maldad tan fiera
y que sólo
engaño fuera
A unas semanas
pasadas
el hombre del
río
nueva entrada
hizo
y se sentó
frente a ella:
Escribe sobre
mí.
Por instantes
dudó
pero a la
memoria
su mente se
dirigió,
“¡no, no, vete,
tú estás con ellos!”
y lo despidió de
la cercanía
Invocó a la Luz
y la sanación
de esos males
La Luz se hizo
presente
asistió a la
ella aquella
por la sanación
de ambos
y la de él.
Él regresó
y vio en él ella
su luz
“Escribe sobre
mí
no hay tiempo.
Escribe…”
A la labor se
puso
pero en ésta las
teclas
parecían negarse
y a cada frase
debía recrear
espacio
de luz y bañarse
en él
aguardar horas
para regresar al
escrito
Fue arduo el
camino
labrado en esos
párrafos
Bombardeos de la
guerra
que azotara esa
tierra
espirituales
rayos
a su casa y sus
cosas caían
desprendiendo
chispas
que a él
alcanzaban
“… hacia ti los
embates
no sólo a diario
son
sino a horas”,
le decía.
“Sí, así vivo
desde hace
cuántos muchos
meses…
una docena, dos,
en realidad,
años…
más bien pero
antes
era distinto…”
Y el tiempo se
cumplió
con sus párrafos
dispuestos al
viaje
Mas el mal
espiante
que detener urgente
ansiaba el recorrido
de esa prosa previsto,
a otra embestida
más y
unas líneas
y comas y
acentos
centellearon
y consonantes
menores algunas
rodaron en el
espacio…
a bloqueadas
salidas
y señas, letras
y clics
con presteza los
dedos
brincotearon
y en iluminado
orden
se brindó el
armado texto
ante combate
cruento
al pueblo se
lanzó
al aire y al
viento
a viajar
compacto
contra morteros
letales disparos
y lanzas en
saña…
donde prosigue
su periplo
Sobra en estos
versos
contar
de afianzada amistad
en fuertes lazos
que identidad
pregonara
y amistad sin
par hubo
que se aventuró
en aquella mala
guerra
que espiritual
hiriera
a mansalva y por
la espalda
sin agresión
declarada
ni advertencia
que mediara
de cobardes
entes
contra
inadvertida la comarca
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