10.Abril.18
Cristina de la Concha
.poema
pertinaz.
Entre
infiltrados y vendidos
pseudo
artistas y escritores
se
escurrían pero uno
que
pincel presumía
a su
portada llegó
y
cromático engaño
cual
pavorreal tendió
Esperaba él ser el
que
surtiera en la ella aquella
hechizos en su ingenua faz
por
posesión de su luz
y alma
y cuerpo
y
enajenados territorios
y para
su cruel devenir oros
con
vendas de felicidad
fatua
sobre sus ojos
Ser
éste que a Trisme seguía
y apego
y devoción mostraba
pero
más bien súbdito
obediente y lacayo fiel
que
debía entregar esa luz
de su
harto largo planeado hurto
objeto
al infame Gistos
que su
cola agitar solía
tras el
mostrador aquel
Puso el
tiempo
destellos de sospechas
ante la
ella aquella
que sin
duda quedó
de los
maleficios del truhán,
en la
luz los paró
y de su
puerta
al
artista truhán expulsó
luego de gravedad
tanta que a su cuerpo
causó
Mas el
monstruo a la ella aquella
se
presentó una tarde
pues el truhán
prohibidas
hallaba sus cercanías,
y en el
sillón de su casa
se
sentó cual sultán
“¿Qué
quieres?” espetó ella,
a
respuesta ausente profirió
“qué
ridículo te ves”, y
desapareció el serpentino,
ella muy ella en
aquellos días
de esos males no sabía,
sino mera broma lo
creía
Aquél,
de maldad añeja, no cejó
con la
persistencia de siglos
tantos
esperando a la ella aquella,
su
persecución continuó
surtiendo su palabrería
con el
truhán a su servicio
tentaciones en artificios
por
aquel hurto perpetrar
en
incautos incrédulos
que
Gistos con riqueza y
conocimientos seducía
y los
akashicos anzuelo
eran de
sus ardides
tras el
viejo mostrador...
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