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29 de junio, 2018

Cristina de la Concha

 

 

Conmovidos

 

Las lágrimas no me dejan en estos días. El texto de Pedro Miguel me dio más motivos para exprimir mi pañuelo, le reconozco cada uno de sus enunciados como si fueran míos aunque muy lejos estén de serlo pero son del pueblo, son el pueblo, son de la lucha, y se los reconozco como los de muchos otros que han participado en ella, que saben en carne propia lo que ha sucedido en este país que habitado por el mal fue arrastrado al mismísimo abismo y, al borde él, lo recogemos ahora, porque "solo el pueblo puede salvar al pueblo", este 1 de julio.

Demasiados somos los mexicanos profundamente conmovidos, emocionados por esto que está sucediendo en el país, algo nunca visto en nuestra historia, tampoco nunca tantos ojos ni tantos oídos ni tantos sentidos estuvieron puestos simultáneamente en los acontecimientos y las noticias como hoy –gracias a la internet–, un momento crucial en la vida del país: la esperanza de terminar con un periodo de terror y la emoción se traduce en alegría, en festejos, en lágrimas porque al fin llegará lo largo tiempo esperado, anhelado, llorado, implorado… la cuenta de los días decrece, y unos nos apresuramos a ver las redes sociales ilusoriamente por si llegó otro dato que quizás dé rapidez y acorte el tiempo… pero a la vez subsiste el temor de que maten de nuevo la esperanza. Estamos viviendo momentos de gran tensión, una tensión general que nunca creímos que pudiera darse en la sociedad mexicana.

Un día antes de las elecciones en 2012, la gente estaba feliz, alegre, en el Distrito Federal celebraba anticipadamente el triunfo de López Obrador. Ese día, el poeta Nicolás Fuentes, fallecido hace un par de semanas, había invitado a los amigos a una de sus exquisitas comidas por su cumpleaños donde conversamos contentos e incluso bailamos, yo, por el cambio que se presumía, algunos de los presentes eran escépticos. En el trayecto a casa, oía la música en las calles, el barullo traspasaba puertas y muros, de las ventanas salía fiesta, en cada cuadra vibraba al menos una celebración, baile, voces, cantos, risas que al día siguiente se desplomarían en una tremenda frustración. Mayor fue la frustración para los defeños meses después al percatarse de que su electo para la ciudad era un vendido de los que usurparon el poder federal. Y comenzó el calvario de los mexicanos de bien e incluso para un alto número del mal porque su ambición en el trono devengaría para sólo unos cuantos y no para todos los de su partido. Comenzó ahí porque en el periodo anterior no habían agredido tan brutalmente a la población en general. Comenzó ahí con las peores reformas que se les pudo ocurrir con que dañar al pueblo. Calvario porque se dirigieron al pueblo mismo sus agresiones reformistas, al corazón de los pobladores. Calvario porque llenaron y cubrieron de miedo el territorio, lo inyectaron, lo alimentaron y retroalimentaron, porque creyeron que su triunfo estaba en amenazar, llevándose muertos y desaparecidos entre las patas bestiales, que amedrentando alcanzarían a consumar sus reformas que eran la vía del saqueo más grande jamás urdido en el seno de su cofradía que les permitiría todavía más desvíos millonarios, y deshacerse de grupos para ellos “inservibles” como las normales rurales, los maestros, los activistas, los promotores culturales, los periodistas incómodos, los artistas.

Algo, gracias a la buena fortuna –porque no estábamos del todo descobijados–, salió mal en sus planes y no cosecharon sus modificaciones legales como esperaban. Pero no se resignaron, persistieron en su afán de latrocinio y fraguaron otras formas, la consigna: aprovechar todo cuanto fuera posible, como los donativos para los damnificados de los sismos de septiembre pasado, hecho con el que ya no dejaron lugar a duda, ni el más mínimo resquicio, de la calaña a la que pertenecen, de su maldad, pura, innata, la vileza encarnada contra la que ahora millones, decenas de millones de personas votan este 1 de julio. Que así sea y lloremos de gusto, lloremos alegres, a carcajadas de la emoción porque termina ya este periodo de terror.

 

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https://regeneracion.mx/por-quienes-votare-por-pedro-miguel/

 

 

 

 

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