|
Libertad de Expresión
www.amnistia.org.mx
Declaración Universal de Derechos Humanos
Los trabajos ocultos
La "terapia" del perdón
I
y II
Mitos
y leyendas
Einstein le
llamó: "acción fantasmal de la física cuántica"
Mitos
V
Telepatía y ciencia ficción
M itos IV
El karma: la proyección
de lo que hacemos
Mitos
III
México y la mala
suerte
Mitos
II
México y el karma
Mitos
y leyendas
I
más de:
perdonar
aquí con un clic
Más de
Cristina de la Concha aquí con un clic |
|
|
|
|
26 de marzo, 2018
Cristina de la Concha
Qué tan buenos son los buenos
Cuánta
protesta por cuanto corrupto se adhiere a un partido que se supone que se ha
formado con personas honorables con fines que favorezcan al pueblo, más son
las quejas porque de entre esos corruptos emergen los candidatos a los
cargos públicos, y le echan la culpa a las cabezas de la entidad política,
como si de a dedazo los afiliaran y de a dedazo fueran electos candidatos.
En los partidos sucede algo increíblemente absurdo y tonto pero muy bien
aprovechado por las mafias, por los corruptos: las candidaturas se obtienen
en masa y los corruptos aportan esas masas. A los partidos se afilia quien
sea, el problema es que para tomar las decisiones votan en asamblea a la que
los corruptos asisten en masa, en bola, para quedarse con los cargos y las
candidaturas mediante los votos de masa. Después, el pueblo, que no asiste a
tales asambleas, se asombra de saber que tal candidato, el peor de los
presentados, resultó electo. Lo absurdo es que siendo un mecanismo tan
simple, “los buenos” poco logren hacer en contra, encuentran difícil afiliar
más votantes para su causa porque generalmente no cuentan con los recursos
económicos de los corruptos que, con sus pervertidos oficios, sí los tienen.
Lo que nos remite de nuevo al tema del dinero, el tema del neoliberalismo,
el tema que ha estado siendo la perdición, al parecer, del planeta, el
objetivo de grandes empresarios y corporaciones, el objetivo por el que
están dañando, en su obcecada carrera, los territorios y las especies.
De este modo, pervierten los manejos internos del partido en cuestión y
termina convirtiéndose en negocio redondo: los militantes, salvo unos
cuantos, llegaron ahí por negocio o por ganarse unos centavos, no por deber
ciudadano y se aprenden todos los discursos ciudadanos, humanitarios y de
justicia como si fuera una de las tareas de dicho negocio, y los repiten y
los actúan con un histrionismo admirable porque es parte de su trabajo para
obtener su paga, su quincena, su sueldo o su limosna: los billetes que
reciben de las cabezas de esas mafias.
Y las conversaciones sobre políticos y funcionarios, sobre partidos y
militantes son, sin lugar a dudas, en todas las mesas, de amigos, en el
postre, en la tortería o el bar, discurrir sobre las vendimias y
negociaciones de la mafia del poder, diría el líder morenista, sobre los
nuevos corruptos, sus licitaciones y billeteos, unos –los de “los malos”–,
con la euforia del ganador como si fuera una proeza, y entre “los buenos”
repitiéndose una y otra vez “es un vendido”, “éste ya se vendió”, “todos se
venden”, “primero son muy honrados y ya en el poder caen en la corrupción” y
“todos terminan vendiéndose”, donde “todos” es falso, pero lo asumen como
una verdad irrevocable, infinita, irresoluble, imperecedera que da el
sinsabor de que no tiene sentido alguno luchar ni realizar labor ninguna en
contra porque, “de todos modos, es igual”, lo que suscita como una especie
de angustia... ¿ya nunca?
“Los buenos” tendrían que unirse y afiliarse a los partidos políticos para
cambiar las cosas. Esto es lo absurdo de “el sistema”, que la gente se
queja, protesta, reniega y, en estos momentos, está pasando por una
situación realmente grave con la violencia exacerbada, muertos,
desaparecidos, desfalcos y despojos, y no se presentan en los partidos a
votar por los que serán los candidatos, ¿cómo? Se organizan marchas
multitudinarias, muchas personas están movilizándose buscando a sus
desaparecidos, pidiendo justicia por sus muertos y por lo que le han
despojado, pero ¿por qué no se movilizan de manera preventiva afiliándose a
los partidos para evitar que lleguen al poder los desalmados que dan poder a
otros desalmados?
Porque no tienen tiempo, porque tienen que trabajar, “mejor que lo haga
otro”, porque no quieren ser considerados “hueseros”, porque no quieren
pelearse con sus amigos, porque no quieren poner una manzana de discordia en
la mesa de su círculo social, porque las asambleas son de terror, porque son
vulgares y prosaicos, porque no son “de su nivel”, unos porque son de la
jai, otros porque son de muy abajo. Mientras tanto, al país se lo lleva
la corriente, con su fuerza y su rumbo, la corriente de rufianes, los más
corrientes rufianes.
Y el miedo, las amenazas. ¿Quién quiere meterse con esa gente? Nadie. Y…
¿entonces, que se queden con el pastel? ¿que sigan administrándose de los
recursos públicos? ¿que sigan hasta que terminen quedándose a través de sus
malos oficios y abusos excesivos con estos vastos y ricos territorios que
forman nuestro país? ¿uno a uno? o ¿varios de una sola tajada?
La gente honrada, decente, honesta, “los buenos” no quieren batirse a duelo
a campo abierto en las asambleas, y aparece Julieta Venegas pidiendo “¡voten
por gente decente, por favor!”… ¡pero esa gente decente tiene que llegar a
las asambleas!... sí, hay un candidato que se muestra como lo más decente
pero su partido se está llenando de indecencias y “los buenos” deben
intervenir para limpiar al partido de las indecencias, no hay otra forma.
cristinadelaconcha@hotmail.com
https://www.facebook.com/cristina.delaconchaortiz
|
|
|