26.Octubre.18
Cristina de la Concha
mieles y resacas
He bebido
las mieles
del lujo,
sí, y he sentido la
resaca
te respondo
Y sé de sedas y monos
de tules y terciopelos
de perlas y diamantes
en opíparos y elegantes
banquetes,
sé de sus exquisitos
manjares
en mis labios
Y de charlas inútiles
y risas tontas…
cuán disfrutables
De tinas con sales
y perfumes
y aguas que burbujean
masajes
De altas puntas
bajo mis talones
y largas horas
de dedos extendidos
y toallas en la nuca
con su interior
pidiendo escape
De temas inocuos
y lapidarias sentencias
alrededor de acetonas
y una a una las
pestañas
sí, me he sumergido
en parloteos sin
sentido
y al momento siguiente
la resaca pronta y con
sentido:
la nada en lo más alto
del ser
Sé de cómodos y
alargados autos
y choferes a la puerta
de frivolidades en
motocicleta
de alhajas y pesadas
joyas
que no siempre acomodan
y entonces estorban y
rasguñan
que infectan la piel
horadada
que atraen envidias
y a rateros y ladrones
y no el amor que se
busca
-qué cursi-
y que al ponerse a la
venta
no valen nada
Sé de la caricia
de abrigos y estolas
de animales en
extinción
y al momento siguiente
la resaca pronta,
de las frases efímeras
volátiles
de molestia en el
vientre
a cada viperina palabra
y en una nebulosa la
nada
la he visto de frente
Y de los elíxires
embriagantes
sé, de su paso ríspido
por la garganta,
y cómo embargaban de
una nada
y embriagaban del vacío
del hueco estremecedor
de nada,
una nada extenuante
y enloquecedora nada
Mas de cuna común
fui y
de lo que es la pobreza
enseñanza tuve
de mi madre y de mi
padre
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