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Dinko Pavlov
VERSOS PARA UNA SIRENA
SOLITARIA EN LA CALETA
(2002)
(ESTACIÓN AMATORIA)
V
Las
preguntas eternas
impiden voltear la hoja,
las
respuestas se anudan en la mente
quedando enceguecido,
ignorante de razones,
y
así,
alimentado de oráculos
y
premoniciones,
se
van apagando ansias,
frenando vehemencias
como
en atardecer prematuro;
la
edad se monta a la espalda
centauro empecinado en atravesar
el
calendario a galope tendido.
VIII
Cuando la luna menguante
toca
mis vísceras,
prefiero callar:
conoce de mareas,
de
verdades a medias
y
temas adversos
que
siempre me asedian.
Total,
ya
dará vueltas el globo
y
cada sentimiento
ocupará su lugar exacto.
IX
El
ojo de la noche
con
su vórtice oscuro
me
absorbió a su centro,
certero,
dejándome al desnudo,
pecados al aire
en mi
irreverente audacia verbal,
saltando respetos ajenos,
exhortando de paso
a los
demonios que me habitan
a
soltar mi lengua.
De
eso y algo más
soy
capaz de arrepentirme,
aunque tarde
y ya
Caín me haya convertido
en su
sombra.
(ESTACIÓN
DIONISÍACA)
III
Cruzo
fronteras espaciales
tras
tu rastro húmedo,
mis
urgencias oníricas
recorren tus paredes
elásticas y acogedoras,
quemándome.
Me
rescatas de la hoguera
elevándome a la altura
de
las aves de caza
pero...
caemos en picada
al
primer atisbo erótico:
visual, oral o táctil
que
dispare nuestro
ser humanos,
hasta
que el alba
nos
hiera los ojos.
(ESTACIÓN
OCEÁNICA)
V
Iré al estrecho como rito
cotidiano
a descifrar las aguas
y su mensaje,
les describiré tus señas
espirituales
y ellas me referirán
de tus gozos
desnuda entre ellas;
me sumergiré
también
para entrar en comunión
y volver a rodearte toda,
con la pasión de siempre.
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De
Versos
para una sirena en la caleta
Óscar
Barrientos Bradasic dice:
Destaco su personalidad literaria. Ha escrito versos con tinta y también
sangre, porque es una poesía que pertenece a las vasijas de greda
repletas de dicha, pero también a los terrenos del sufrimiento.
Con
este libro inicia un nuevo enlace con las sombras, con los espectros de
la luz, con musas de las profundidades. El poeta Pavlov ante el hallazgo
de la palabra fundadora de mundos, nos entrega este manojo de metáforas,
un sainete al pie del estrecho donde aparece la sirena que alguna vez
también recorrió los mares de la literatura europea. No obstante la
labor del poeta consistirá siempre en restituir las verdades de su aldea
que, como si fuera poco, es el universo entero.
Este
poeta ha cumplido la tarea industriosa de esculpir la palabra y limar el
verso con las herramientas del invierno, ha resucitado la refrescante
ansia de transformación de la realidad a través del lenguaje, esa que
algunos han creído muerta. Ya lo dijo Enrique Molina: Dale al muerto
un guijarro, uno solo y él te devolverá el interior de una montaña.
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Jorge Leónidas 'Chiquito' Escudero en
Tulancingo cultural
I I Encuentro Comunitario Internacional
de Escritores
San Juan, Argentina
Crónica de la chilena
Daniela Gutiérrez Burgos
CONVOCATORIA
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