Cristina de la Concha
.poema
invocado.
Cuánta ayuda
la ella ella sabía dar
y su luz verter
que a enemigo cruel
como fuego era
Esa luz bendita
que a la ella ella
lavaba en aguas cristalinas,
que a seres de amistad
paz brindaba
y salud y buenaventura,
para entes de iniquidad
era fuego
filo tormenta
navaja en disparo
pólvora y cianuro
flecha arma
porque la luz en contrario
actuar no podía
hacia la tesitura del alma
a quien era dirigida,
temor no había de ello
pues de tantos ataques
salvados fueron
quienes atinaron
aviso enviar
y en error cayeron
quienes creyeron
que en agresión sufrida
la ella ella acudiría
sin llamado
mas ¿cómo saber
que asistir debía ella ella
si de aviso no acusaban?
en error cayeron
quienes creyeron
que evitándola a ella ella
esquivaban al mal
que la seguía,
quienes creyeron
que en enfrentamiento
de nada servía llamado
a la ella aquella,
quienes creyeron
que cercados ya por el mal
de nada servía su invocación,
y en estos errores
queridos escribanos
y del arte seres unos
se deslizaron
impidiendo
que de sus bulbos salieran
disparos de luz
que del mal rescatasen
ah paradoja
que siendo la ella ella
tabla de salvación
fuese, creyesen, hundimiento
porque aquello por lo que perseguida
era de sur a norte de norte a sur la ella ella
no era sino la Luz
bálsamo y defensa
protección y cura
amor y perdón
y quien vinculado a ella
estuviera letal sino
en la nada se extraviaba
no obstante riesgo andaba
de ataque a cualquier hora
mas al final ella ella toda
lo sustrajese
mas más advirtióles
que invocación no debía
propasarse
sino sólo a la distancia hacerse
sin pretender tocarla
ni a la ella aquella
ni a sus ropas ni a sus cosas
porque rechazo sólo hallarían
y mutis y barreras y olvido
a quienes lo intentaran
en riesgo jamás de nuevo
sus llamados de ser oídos,
y otra advertencia más
“de los bloqueos del mal
cuidaros”
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