Cristina de la Concha
.poema
templado.
Porque la ella ella
que huyó
y al mal ahuyentó
era humana
y en los trayectos
de sus décadas
malsanos momentos
tuvo como cualesquiera
hermanos de defectos llenos
superficialidad y egoísmo
vanidades y temperamento
que a fuerza de templar éste
como al hierro logró
pero tramos no cortos
puso el destino
para
sobrepasar el fuego
librando flamas
sudó su empeño
y cuánto dolor hubo
en su carne y sus venas
por eso que parecía
fuera de su alcance,
templar el hierro
al cabo,
humildad bien hablada
por el Maestro
en otros tiempos
germinó en su espíritu
y la tuvo a tenaz
invocación día tras día
por meses y años
fue largo periodo,
por eso ella sabía
que la humildad
no era fácil sabida
y humildad el bien surtió
y el perdón fue su pócima
su conjuro su alivio
su alquimia
y de todo ello aquello
que su vida habíase sido
pidió el ya entendido perdón
y de todo aquello perdonó
y conoció las bendiciones
y milagros del perdón
y el paso al que da el amor,
el perdón
y el paso al que da humildad,
amor y perdón
y conoció la Luz
y qué maravillosa coincidencia
descubrir luz amor perdón
como las llaves
con que salvarse
de perversos entes
y su temperamento no fue más
sino herramienta, don quizás
palanca llave botón en un tablero
con que terminar de salvarse
de la iniquidad anquilosada
luz amor perdón fue
sumergirse en manantial
de aguas cristalinas
y la Luz se quedó con ella
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